A Son de Mar

Inmaculada Urán / Javier FornieLes

Tiempos de incertidumbre

La gente anda tan desorientada que ahora acapara linternas y hornillos

Hete aquí que muchos siglos después nos encontramos todos un poco como el Cid a la salida de Burgos. Las noticias que llegan de la corte no son nada halagüeñas. Los del PP andan en sus querellas entre Casado y Ayuso. Los de Ciudadanos siguen recibiendo las puñaladas de los antiguos cargos. Podemos procura no dejar pasar una sola ocasión de hacer el ridículo. Y los del PSOE parecen convencidos de que todo vale para que su señor don Pedro viva contento en el castillo.

Si miramos la economía, los signos tampoco parecen muy propicios. Suben los precios sin parar. Muchos sectores importantes se quedan sin productos por esa tendencia tan nuestra de vivir del turismo y prescindir de la industria. Acercarse hoy a un concesionario de coches es como adentrarse en una tienda antigua en la que las existencias están contadas. Los autónomos parecen a punto de tirar la toalla. La gasolina ya se sabe. Las pensiones son un tema tabú. La gente anda tan desorientada -y ya nadie sabe si con razón- que ahora acapara linternas y hornillos. Y cada vez que uno enciende la luz surge del pasado una voz como hace cuarenta años diciendo: "hijo, la luz, no te la dejes encendida". Por si fuera poco, la pandemia rebrota por ahí fuera y nadie apuesta un euro porque aquí no nos veamos en las mismas y desaparezca el otro motor de la economía: los bares. Sigue siendo un dolor ver a los niños con la mascarilla puesta en los colegios, los mayores andan ya resignados a que esta pesadilla los va a acompañar de por vida y seguimos sin saber con exactitud cómo surgió la enfermedad.

Y en el otro lado ¿qué signos positivos se perciben? De vacunas estamos bien. Parece que la construcción o la venta de pisos andan de enhorabuena. Todavía sigue habiendo una clase media que busca, quizás, un valor refugio para el dinero ahorrado antes de que la esquilmen. Y nuestro Almería, el Almería de Turki para ser precisos, parece que va camino de subir, por fin, a primera.

Vamos, que cuando uno sale de casa y mira al cielo buscando alguna señal sobre el futuro encuentra apenas un par de cornejas volando hacia la derecha y un montón de aves de todos los pelajes volando a la siniestra. Al Cid la aventura le salió bien y montó una sucursal en Valencia. A ver qué pasa con nosotros

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