La casa de todos los almerienses

Devolver la actividad a esta zona tendrá un efecto dinamizador que favorecerá la recuperación de todo el centro.

La recuperación y puesta en servicio del edificio del Ayuntamiento de Almería en la Plaza Vieja ha entrado, por fin, en su última recta. El pasado jueves, con la presencia del Presidente de la Junta de Andalucía, Juanma Moreno, firmamos el acta de la fase final de las obras de su interior en el espacio ocupado históricamente por el Salón de Plenos. Y sin duda fue una magnífica noticia para todos, porque dignificar la sede del Ayuntamiento no es sino mostrar a los almerienses el respeto que nos merece la sociedad de la que salimos y a la que servimos. Habían han pasado ya veintiún años desde que otro presidente de la Junta y otro alcalde anunciaran a los almerienses la rehabilitación de su Ayuntamiento. Veintiún años. Ese fue exactamente el tiempo que duraron las obras del Escorial en el S. XVI. Pero no merece la pena insistir en lo que ha pasado, que creo que es algo que conocen perfectamente todos los almerienses, sino que es tiempo de hablar de lo que va a suponer esta obra para nuestra ciudad. Y créanme que el alcance y la dimensión de esta actuación ni pueden, ni merecen ser disminuidos por interpretaciones partidistas o llevarse al siempre estrecho terreno de juego de la sigla y el color político. Porque el edificio del Ayuntamiento no es de ningún partido, ni de ningún alcalde. Es la Casa de todos los almerienses y nuestro deber es ofrecerles un edificio a la altura de sus necesidades y sus demandas, para poder seguir prestándoles los mejores y más eficaces servicios. Devolver el uso a un edificio que ha sido escenario de la historia y la vida política, social y económica de Almería desde finales del S. XIX es una apuesta clara por nuestro patrimonio, por nuestra historia y por el respeto a lo nuestro, es decir, a lo que es de todos y no pertenece a nadie. Terminar esta rehabilitación no sólo aportará valor patrimonial y arquitectónico a nuestra ciudad, sino que también aporta el valor inmaterial de la recuperación del uso y la costumbre de la actividad municipal en el lugar en donde siempre ha estado. Y también es una clave de futuro de cara a la reactivación del Casco Histórico a través del eje que forman la Alcazaba, La Hoya, el Cerro de San Cristóbal y la Plaza Vieja. Devolver la actividad municipal a esta zona tendrá, sin duda, un poderoso efecto dinamizador que favorecerá la recuperación turística, comercial, cultural y residencial de todo el centro.

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