El lunes se celebró el día mundial del pan, establecido por la Federación Internacional de los Panaderos. Las evidencias más antiguas de productos parecidos al pan han sido datadas hace 14.400 años, según leo en National Geographic. Un grupo de investigadores analizó restos carbonizados de comida procedentes de unos antiguos hogares al noreste de Jordania, no muy lejos de dónde asistimos a una matanza periódica de personas desde hace un siglo. Los remotos antepasados de estos pueblos en conflicto eran unos cazadores recolectores de la cultura natufiense, que se extendía por todo el territorio de lo que hoy llamamos Palestina.

Un estudio publicado por la Universidad de Copenhague explica los ingredientes de aquel entonces: trigo, cebada y avena silvestres y algún tubérculo. Existían productos parecidos al pan mucho antes del desarrollo de la agricultura. Antes se pensaba que fue primero el cultivo y la domesticación de las plantas lo que dio lugar a las sociedades agrícolas, pero ahora se cree que hubo pan antes que agricultura. Mucho más tarde, los egipcios fueron los primeros en descubrir la levadura, los griegos introdujeron el uso de miel y nueces y los romanos introdujeron las máquinas de amasar. Es en el Imperio cuando nace de forma oficial el primer colegio de panaderos, remoto precursor de esta federación internacional que estableció el día mundial en el 16 de octubre.

Si pasamos de la historia al derecho, hay una canción simple y profunda sobre el pan que llegó a España durante la dictadura en los discos franceses de Le chant du monde. Era del folklorista chileno Richard Rojas y se titulada Refalosa del pan. Decía “de la tierra nace el trigo, y del trigo nace el pan y del pan nace el derecho el derecho a comer pan”. Se habla estos días de derechos a legítimas defensas o a la existencia de estados, pero esta canción de los 60 nos habla del pequeño y elemental derecho a comer pan. La letra cuenta que de la tierra sale el trigo, que vivan los sembradores; del trigo sale la harina, que vivan los molineros, y de la harina sale el pan, que vivan los panaderos.

Y si descendemos del derecho a la cruda realidad, esta semana la Red Europea de Lucha contra la Pobreza ha publicado en su informe anual que en España 12 millones de personas viven en el umbral de la pobreza. El índice de desigualdad nacional está por encima de la media europea, sólo superado por seis países de la UE. Cuatro millones de españoles sobreviven en una pobreza severa. Ignorantes de su derecho a comer pan.