La ilegalidad de Bildu

Bildu sigue reivindicando su violencia. Alardean de haber llegado a esos ayuntamientos por haber matado

Tras ser despojada del ayuntamiento de Pamplona, con una moción de censura absolutamente injustificada, la ex alcaldesa de UPN Cristina Ibarrola dijo que prefería limpiar escaleras a pactar con Bildu. El presidente Pedro Sánchez ha regalado a Arnaldo Otegui la joya de la corona navarra para convertirla en la soñada capital de su invento, Euskal Herría, y nada se debate horas después de semejante ignominia ya que las hordas de tertulias solo se dedican a calificar de clasista a la alcaldesa desalojada. Están utilizando este fútil debate para tapar la espantosa infamia protagonizada por las tribus batasunas que coreaban a pie de balcón de la casa consistorial ese terrible canto que nos hiela la sangre: “ Jo Ta ke”. Este “dando duro” con el que celebraban cada asesinato de ETA. Bildu sigue orgulloso de haber asesinado durante 42 años a 850 hombres, mujeres y niños. Sigue reivindicando su violencia. Alardean de haber llegado a esos ayuntamientos por haber matado. Ladrillo a ladrillo Otegui y Sánchez siguen construyendo otro muro para construir otro país independiente además de Cataluña. Tampoco se clama con que en las listas del partido del brazo político de ETA lleve a un centenar de condenados por terrorismo desde 2011. La ley de partidos establece en su artículo 9.3 que un partido puede ser ilegalizado cuando presente a candidatos condenados por terrorismo y no haber rechazado ni fines ni medios terroristas de forma pública. Aquí tenemos algunos de la larga lista que ocupan concejalías sin haber condenado los atentados ni haberse arrepentido: Juan María Babirondo, condenado por asesinar al coronel José María Picatoste y a 124 años por participar en el secuestro y el asesinato de un ertzaina. Miguel Ángel Zarrrabe, condenado a 8 años de prisiones y otros 24 por delitos de terrorismo. Egoitz Apaolaza condenado por integración en ETA. Oier Lorente, condenado a 6 años por acciones en la Kale Borroka. María Jesús Arriaga, condenada a 8 años por pertenencia al comando Madrid de ETA. Ramon Aldasoro, lanzó granadas al cuartel de la Guardia Civil, y asesinó a Luis Azcárraga y dos policías nacionales, Antonio Gómez, y Francisco Espina. Xabier Alegría, 10 años de cárcel por dirigir ETA. José Ceberio condenado por responsabilidad del aparato logístico. Miren Aránzazu condenada por encubrir el asesinato de Enrique Cuesta y el asesinato de José María Latiegui. Y así hasta 89 nombre en País Vasco y concejalías de Navarra. Pero, obviamente, le debate inmoral que les ocupa es el de limpiar escaleras en vez de limpiar las ilegales listas de Bildu.

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