La esquina

José Aguilar

jaguilar@grupojoly.com

Por qué perderá Pedro Sánchez

Es sencillo: las cosas que ha hecho bien Pedro Sánchez pesan menos que las que hizo mal (sobre todo las amistades)

No conozco ningún dirigente socialista que no confiese en privado esta verdad amarga: “Las elecciones están perdidas”. Quizás los hay. Es verdad que muchos todavía confían en seguir gobernando, predispuestos a ampliar el abanico de socios y hacer crecer a Frankenstein con tal de frenar al Nosferatu de la derecha.

Pero el precio es como para pensárselo. Sería algo así como conservar el poder a costa de engordar la principal causa de que ahora estén a punto de perderlo. Y es que los problemas que afronta Sánchez para revalidar su mandato no son ni la conjura de los medios informativos hostiles, ni los grandes empresarios damnificados por sus valientes políticas sociales –el rastro del dinero–, ni las mentiras de Feijóo en el debate, que alguna hubo. Básicamente estos argumentos reflejan un desprecio absoluto a los ciudadanos, tratados como una masa borreguil e ignorante que se deja engañar y manipular y no como lo que son, un conjunto variopinto de hombres y mujeres libres que votan lo que quieren y se informan como prefieren. Se llama democracia.

La causa principal de la derrota que se avecina es la política de alianzas. Sus socios y sus amigos preferentes. Las malas compañías que le han hecho perder la centralidad que tanto gusta al electorado español (y se la hará perder a Feijóo, ojo, en caso de que gobierne sometido a Vox). Sus pactos con algunos de los políticos que más detesta la inmensa mayoría. Y lo que han traído bajo el brazo: los indultos a los independentistas, la eliminación del delito de sedición, el alivio de la malversación, la salida de agresores sexuales de la cárcel sin reproche alguno para la ministra que la ha hecho posible... ¿Qué presidente de Gobierno no se desprende de un ministro que le crea una crisis semejante? Pues uno que se comprometió a no tocar ni un pelo a nadie del bando de sus socios. Un presidente demediado.

Si es manifiestamente incapaz de escuchar a nadie que no forme parte del coro de sus aplaudidores, también lo viene siendo para comprender lo que está pasando. Y mira que es sencillo: las cosas que ha hecho bien durante su mandato, que son numerosas y sustanciales, pesan menos a la hora de votar que las que ha hecho mal, como las ya citadas, en la cabeza y el corazón de la mayoría de los ciudadanos. Puede pensar, Sánchez, que resulta injusto, porque él es todo bondad, progresismo y defensa de la gente. Pero así lo percibe precisamente la gente.

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