A Son de Mar

Inmaculada Urán / Javier FornieLes

El tren: protesta o rendición

Hemos pasado de protestar a decir casi que estamos encantados con nuestra situación

La última vez que acudimos a una manifestación para pedir un tren mejor fue hace tiempo, como dos años a.C. (antes del Coronavirus). Había unas 50 personas y pocos políticos. Recordamos a varios concejales, un poco a distancia, como con cierto sentido de culpa justificado. Nada que ver con lo del viernes pasado en el muelle. El acto empezó con cierto retraso: normal dado el asunto. Pero lo sorprendente es que hemos pasado de protestar a decir casi que estamos encantados con nuestra situación. Ya era raro lo de montar un espectáculo con la ruina del tren, aunque muchos pensamos, bueno, si sirve y atrae más gente, habrá que acudir. Más extraño resultaba ver tanto policía y a muchos de los responsables de la actual situación como invitados de honor. Si los empresarios y los políticos hubieran querido, por supuesto que tendríamos un tren en condiciones. Y más raro aún era ver que la reivindicación empezaba con un "esta ciudad bellísima" y que se convertía en una especie de festival de Benidorm, al borde del mar, en la que se animaba a dejar atrás los desencuentros y los olvidos. Dos reclamaciones más así y logramos un tren aceptable para el 3026.

En fin, ese acto tan anunciado para 'exigir' al menos un tren del siglo XX, que marcaba un antes y un después, resultó una fiesta particular, con invitación. Fuera quedaron casi todos los que pensaron que se trataba de apoyar de forma nueva las reclamaciones. Y había espacio suficiente para triplicar el número de espectadores hasta completar el aforo con las mismas medidas de seguridad. Viendo a la gente en el escenario brindando y leyendo las crónicas, no nos extraña que Almería haya quedado aislada. No se puede usar una causa que ya nos avergüenza a casi todos para montar una especie de fiestecita ni para restringir la participación mientras se habla de mover a toda la sociedad. La próxima, para mantener el nivel y seguir 'exigiendo' la llegada del AVE, les proponemos pedir perdón a los diferentes ministros de Fomento por haberlos importunado. Lo anterior no funcionaba: cierto. Pero esto es peor. En Madrid ya deben estar temblando ante las nuevas formas de protesta a la almeriense. Esperemos que no se hayan enterado en Cataluña ni en el País Vasco. ¿Se los imaginan organizando un concierto de violín en vez de salir a la calle o tumbar un gobierno con sus votos si no los atienden? ¡Uy, qué susto!

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