La voz clandestina de Radio Moscú

El 21 de enero de 2007 su voz se apagó para siempre, y ella quedó grabada en nuestro recuerdo

Se llamaba Eusebio Cimorra y no la olvidaremos los miles de oyentes en época franquista que escuchábamos las emisiones de Radio Moscú en la confidencialidad de nuestras casas. Éramos muchos los españoles que, obligados a sintonizar estas emisiones clandestinas si queríamos conocer lo que estaba sucediendo de verdad en Europa. En una España donde nada parecía escapar del control del régimen franquista, las voces de periodistas como la de Eusebio Cimorra traían trozos de libertad a nuestras vidas. Cimorra nació en Madrid en 1908, su vida siempre estuvo vinculada al Partido Comunista de España. Durante la incivil guerra se hizo cargo de la dirección de "Mundo Obrero", el periódico del partido. Con la victoria franquista, se exilió en la extinta Unión Soviética junto a importantes dirigentes del partido como la Pasionaria, o Santiago Carrillo. En Moscú formó parte del Komintern, la organización que agrupaba a los partidos comunistas de los distintos países.

Sin embargo, el bueno de Cimorra conservaba intacto el gusanillo del periodismo y, tras su etapa en la Internacional Comunista, en 1940 se convertía en una de las voces de Radio Moscú.

Con el seudónimo de Jorge Olivar instaba a la audiencia que no olvidara nunca la ayuda del pueblo ruso a los republicanos españoles. "Es curioso -decía- que un ruso y un español se unieran en fraternidad independientemente de las ideologías, en el sentido de la generosidad y de la hospitalidad". Junto a Cimorra compartía los micrófonos de la redacción española personajes de la talla de Rafael Alberti, su gran amigo. Ni siquiera la invasión alemana de la URSS, en 1941, pudo silenciar las voces de libertad de la radio moscovita. Sobre el edificio de la emisora cayó una bomba en el patio, perforó el suelo pero por suerte no explotó. Desde la estación soviética continuaron emitiendo y mandando mensajes dirigidos a la Resistencia para que no sucumbiera ante el invasor nazi. La Transición supuso su regreso. En Madrid colaboró en diferentes medios. Gracias a su impecable trayectoria recibió el premio Micrófono de Oro. Fue autor de varios libros, entre ellos, "Un mito llamado Pasionaria", sobre la vida de Dolores Ibárruri, a la que le escribió en más de una ocasión sus discursos.

En la madrugada del 21 de enero de 2007, su voz se apagó para siempre, y ella quedó grabada en nuestro recuerdo.

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