Tribuna

Juan José García

Experto en Inteligencia Económica y Competitiva

Acuerdo de inversiones entre la UE y China

En esta estrategia, tanto EE.UU. como China buscan aliados para establecer vínculos comerciales y reforzar su papel internacional tratando de debilitar a su oponente

Acuerdo de inversiones entre la UE y China Acuerdo de inversiones entre la UE y China

Acuerdo de inversiones entre la UE y China

Con frecuencia hago referencia en esta tribuna a que el mundo no para y los países continúan con sus estrategias, incluso en tiempos de pandemia tan difíciles como los de ahora. Así ha ocurrido con las negociaciones para la firma del acuerdo sobre inversiones entre la UE y China (Comprehensive Agreement on Investment).

Dentro de las disputas que mantienen China y EE.UU. y hablando del tipo de acuerdos relacionados con el comercio y la economía, hubo un primer paso durante el mandato del presidente Obama, el Acuerdo Transpacífico de Cooperación Económica (TPP), que dejaba fuera a China y que fue abandonado posteriormente por el presidente Trump. Entonces China aprovechó la oportunidad y firmó el Acuerdo de Libre Comercio con los países asiáticos y del Pacífico con muchos de los países firmantes del primero.

En esta estrategia, tanto EE.UU. como China buscan aliados para establecer vínculos comerciales y reforzar su papel internacional tratando de debilitar a su oponente. Los otros países firmantes buscan posiciones que favorezcan el comercio exterior entre ellos y en especial el acceso a grandes mercados como son el chino y el norteamericano.

Ahora China da un paso más y firma un acuerdo sobre inversiones con la UE, de forma que estrecha su relación con la tercera potencia económica del mundo y deja un poco más aislado a los EE.UU. Las negociaciones entre China y la UE empezaron hace 7 años, en 2013, en un intento de China que estaba dirigido inicialmente a contrarrestar el TPP del presidente Obama.

Ya sabemos que la presidencia de Donald Trump se ha caracterizado por crear problemas en las relaciones con muchos de sus aliados tradicionales y endurecer la postura norteamericana en relación con China, que ha sacado a relucir su tradicional habilidad y ha aprovechado cada oportunidad para estrechar la relación con los países que sufrían las consecuencias de la política del presidente norteamericano.

Hasta ahora el tratamiento que China daba a las inversiones europeas en su territorio era muy exigente e imponía unas condiciones de transferencia de tecnología, de relación con socios locales y de regulación en general que claramente perjudicaba los intereses europeos y no se correspondía con el tratamiento que recibían las inversiones chinas en Europa.

El acuerdo firmado por la UE con China busca proporcionar a los inversores de las dos partes un acceso previsible y a largo plazo a ambos mercados y proteger a los inversores y sus inversiones. Ha sido impulsado en la parte europea fundamentalmente por Alemania, que tiene grandes intereses comerciales en China, y la canciller Merkel ha aprovechado su presidencia semestral de la UE para dejarlo como legado antes de su abandono de la política.

La UE busca unas reglas de competencia justas e iguales para los dos países y que China respete los derechos de propiedad intelectual y cumpla sus compromisos como miembro de la OMC y la OMT sobre protección de los trabajadores y mejorar el tema siempre recurrente de los problemas con los derechos humanos.

Las mayores empresas europeas apoyan el acuerdo porque consideran que les dará un mayor acceso al mercado chino, aunque mantienen un cierto escepticismo sobre si será posible derribar las barreras de todo tipo que siempre ha impuesto China a la inversión exterior.

Representantes de la nueva administración Biden se han mostrado contrariados por la firma de este acuerdo en vísperas de su llegada a la Casa Blanca y ya han solicitado mantener conversaciones lo antes posible con la UE sobre las preocupaciones comunes relacionadas con las prácticas económicas de China. La Unión Europea considera que el acuerdo firmado con China no tiene porqué influir en el compromiso de cooperación trasatlántico, incluidos los aspectos relacionados con China.

China es ahora el segundo socio comercial de la UE después de EE.UU. y la UE es el mayor socio comercial de China y se espera que cuando entre en vigor este acuerdo suponga un impulso para las empresas de ambos. Las autoridades españolas y nuestras empresas deberían intentar aprovechar este acuerdo y estar atentas a su desarrollo para ampliar su presencia en un mercado tan importante como el chino.

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