Campos de minas Campos de minas

Campos de minas

E STAMOS inmersos en una tercera ola, sí tercera y dolorosa ola. Las consecuencias de las Navidades han pasado factura y el abuso y la imprudencia han sido culpables de esta nueva situación dura y dolorosa.

Desde que nos levantamos estamos escuchando nuevas cifras de contagiados, de fallecidos, cierres perimetrales que vuelven a sellar pueblos y ciudades.

El miedo anda en libertad y se cuela en cada rincón de nuestro cuerpo. La mente se convierte en el mejor escondite donde intentamos buscar soluciones, pensamientos positivos que cierren nuestros miedos y fobias.

Es muy triste ver como la vida de muchas personas han sido capturadas por un virus que se ha hecho grande y poderoso, ha creado nuevas cepas y sus tentáculos atrapan y hacen mucho daño, destrozando vidas y familias.

Tenemos que vivir acompañados por un miedo, miedo a tocar objetos, miedo a pasar al lado de otra persona, en definitiva, miedo a vivir.

Las fobias y el daño psicológico, han aumentado directamente proporcional a la velocidad de trasmisión de este virus.

Los medios de comunicación hablan de curvas, de olas creadas donde los máximos y mínimos juegan continuamente aumentado su poder, pero, ¿quién habla del dolor a vivir, del dolor que este miedo está creando en nuestras vidas?

Ahora nuestras calles, nuestro mundo se ha convertido en auténticos campos de minas amenazados por una pandemia que está extendiéndose a ritmos desorbitados.

Positivos, asintomáticos, confinamientos, cuarentena son los hilos que están tejiendo el manto del COVID.

Todavía con lo que estamos pasando hay personas que están ayudando a la extensión de este manto, se niegan a llevar mascarillas, salen a la calle reuniéndose con grupos de amigos y siguen celebrando sus fiestas sin mirar el bien del prójimo ni el suyo propio.

Muchos pueblos que no tenían apenas casos se han apuntado a esta ola debido a visitas y reuniones que superan el límite.

Imprudencia, libertad clandestina, egoísmo, dejadez y olvido son factores que están haciendo que no veamos la luz del cierre de esta guerra viral.

Hasta hace muy poco, apenas conocíamos casos de positivos, casos de fallecidos y lamentablemente el miedo nos ha enseñado su cara más cruel y se ha llevado a muchos conocidos, familiares, amigos y personas que ya son un número en una lista negra cuyo dueño es el miedo.

Todos somos guerreros de esta pandemia que se nos está haciendo larga, pesada y dura. Todos los que estamos cumpliendo el protocolo, estamos deseando abrazar, brindar y gritar libertad.

La soledad está haciendo mella en el carácter de todos, el desanimo a veces se viste con nosotros y los malos pensamientos juegan en nuestra mente destapando cada uno de nuestros miedos.

Es increíble como la vida se ha convertido en una película de terror, donde los protagonistas no son actores, somos nosotros mismos inmersos en un guión continuo que no cierra su telón.

Los geles hidroalcohólicos , las mascarillas hay que seguir utilizándolas ,la distancia social hay que mantenerla, el aislamiento medicinal y seguro hay que cumplirlo, no debemos caer en minas que se conviertan en agujeros eternos .

Tenemos que luchar todos, ponernos la misma meta y agarrar este miedo entre todos e intentar llevarlo a una calle sin salida.

¡Queremos volver a VIVIR sin miedo!

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