Juan marín, una alternativa real

Con más de treinta años ininterrumpidos de gobiernos socialistas en Andalucía, en los tiempos democráticos de nuestro país, y desde que en 1982 Rafael Escuredo presidiera esta comunidad por primera vez, hasta los momentos actuales que lo hace la también socialista, Susana Díaz, no ha existido otra alternativa real de gobierno que no sea la del partido que fundara Pablo Iglesias en mayo de 1879.

Ni Javier Arenas, ni su sustituto del PP, Juan Manuel Moreno, amén de los candidatos de otras formaciones políticas, han logrado apear el mando socialista en esta tierra del sur peninsular donde mantiene el PSOE su feudo más fuerte y después de que Manuel Chaves y Pepe Griñán fueran apartados de la política activa de esta formación por exigencia del grupo naranja de Juan Marín, teniendo que dar cuenta a la Justicia por el fraude de los ERES. Así, ni el paro, ni el desgaste de las instituciones han lastrado tanto al PSOE-A, como para que sea aún sustituido. Y esa circunstancia, que ya empieza a ser tan cansina para los andaluces, cuenta en la actualidad con una alternativa, con una fuerza política que sube como la espuma y que podría ser una opción válida para arrebatar el mando andaluz al PSOE.

Me refiero al equipo de Cs, que lidera Juan Marín en nuestra tierra y que está ganando la confianza del pueblo andaluz a marchas aceleradas. Quién le iba a decir al PP que en estos momentos y atendiendo las encuestas, sería desbancado por un partido nuevo que en sólo tres años, en Andalucía, ya está marcando su elemento diferenciador que no es otro que trabajar con entusiasmo desde la oposición para conseguir logros tan importantes como es el acabar con el injusto impuesto de sucesiones para aquellos herederos andaluces que en la parte de su herencia individual reciban hasta un millón de euros sin pagar ni un solo céntimo a la hacienda pública, con lo que han quedado totalmente liberados de esa obligación fiscal que tantos quebraderos de cabeza estaba dando al 90% de todos los andaluces que se encontraban en esa situación tan penosa como injusta.

Sin embargo, Cs no puede dejarse arrastrar por el viento favorable que, en toda España, le vaticinan las encuestas preelectotales. Tiene que ser consciente de que, como las moscas se acercan a un tarro de miel, en estos momentos existe, y no solo en Andalucía, una gran cantidad de moscas que esperan ansiosas por participar en el supuesto botín que se avecina para el partido de Albert Rivera al final de los procesos electorales que les esperan para los años, 2019 y 2020.

La dirección de Cs, en las distintas provincias, ha de tener especial atención a quien se acerque al amparo del favorable tufillo electotal, no vaya a ser que por una mala elección de los futuros representantes en las candidaturas provinciales y locales, resulte contraproducente y tuerza el actual panorama favorable que se respira. No debería admitirse la incorporación de nuevas-viejas incorporaciones a sus listas electorales, provenientes de personas rebotadas de los grandes o medianos partidos clásicos que hubieran sido, previamente, defenestrados por sus actuaciones personales.

Precisamente tenemos en Andalucía un buen ejemplo de aquellos que no utilizan su nueva afiliación a Cs como un segundo trampolín para realizar un nuevo intento de asalto hacia lo que ellos consideran la poltrona política personal. Juan Marín aportó junto a su experiencia política personal, como concejal de los independientes en el Ayuntamiento de San Lucas de Barrameda, no solo su trayectoria limpia y eficaz, volcada a sus conciudadanos demostrando su gran capacidad para la consecución de acuerdos con partidos dispares, sino que también ha sabido conservar y aumentar el compromiso con sus votantes llevándolo a incrementer los votos favorables para Cs.

Una vez alcanzada la máxima representación de su muevo y actual partido en Andalucía, ha sido fiel a las líneas fundamentales emanadas de la dirección nacional, sobre todo en la de apoyar aquella lista que hubiera sido la más votada por los electores que, en definitiva, supone la máxima expresión de la voluntad de un electorado. Así sucedió con el apoyo prestado a Susana Díaz en aras de la gobernabilidad de Andalucía.

Basándome, no solo en el perfil político de Juan Marín, sino fundamentalmente en su perfil humano, considero que él debería ser el candidato idóneo para representar la candidatura de Cs a la futura presidencia de la Junta de Andalucía, sin olvidar que ha de presentarse rodeado de candidatos, en las distintas provincias, que estén a su altura, tanto política como personal, al margen de las ambiciones personales y al servicio del interés general de Cs.