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Parece que ya hemos disfrutado largamente de una titubeante democracia. España y los españoles no solemos prolongar la estabilidad ni la convivencia mas allá de diez o quince lustros. Así lo relata nuestra historia. Y en estos días cargados de titulares, cuando las brisas estivales se tornan tormentas huracanadas, la pregunta en tertulias y mentideros se repite con insistencia; Habrá investidura para el gobierno de la nación?..., habrá nuevas elecciones generales?. Las respuestas son varias y algunas en función del ansia y beneficio o perjuicio de los que responden. Sostengo que cualquier pronóstico sería un ejercicio de voluntarismo o de espiritismo. Lo único cierto es que el presidente en funciones Pedro Sánchez , cuenta hasta la fecha con dos únicos apoyos explícitos para la investidura; el Presidente de Cantabria, el inefable Miguel Angel Revilla. Este antiguo falangista de manera entusiasta se ha tomado el asunto de Pedro Sánchez como cosa de familia, así se comportan los antiguos militantes en alarde de camaradería joseantoniana y más aún quien además fue Presidente de Sindicatos del Régimen y Presidente de Falange Española en Torrelavega . Conociendo estos últimos cuarenta años, no extraña que Sánchez se apoye en quienes fueron defensores entusiastas del Movimiento Nacional y del franquismo, como lo fue Revilla. Por la misma razón solicita y espera los apoyos de los herederos del terrorismo etarra y así se ha pronunciado de antemano Arnaldo Otegui, como " buen hombre de paz " y " exquisito demócrata ". O sea que la cosecha de apoyos que acapara Sánchez desde aquel 28 de abril se reducen a Revilla, ex falangista, y Otegui, comunista - terrorista, los demás apoyos presumibles no están asegurados. Y entre los demás habremos de destacar a Unidas Podemos cuya voz exclusiva es de Pablo Iglesias. Aquí está la cuestión medular. La carambola que pretende Sánchez es de expertos equilibristas y en la estrategia diseñada desde Moncloa las presiones aumentan para forzar el apoyo a última hora de Unidas Podemos, veremos si finalmente Pablo Iglesias traga o no traga aunque aquel que clamaba por el asalto a los cielos no parece que tenga vocación de harakiri ni que sea un idiota camuflado. En estos días cruciales se juega su presente y su destino en la política española y el de Unidas Podemos. Creo que Pablo Iglesias sabe que Pedro Sánchez quiere ser ungido sin condicionante alguna, quiere sus votos y después su rendición. Al menos así lo ha diseñado el alquimista de Moncloa, Iván Redondo que lleva la campaña de Pedro Sánchez como la promoción de un nuevo champú. Por lo demás, la posición del PNV al respecto sigue la línea histórica del PNV, oportunismo, deslealtad y traición en el último minuto, porque esta es la naturaleza de este lobby capitalista con siglas políticas. Veremos si Sánchez se aviene a las demandas anticonstitucionales de Urkullu, entre otras la anexión de Navarra a la gran Euskalerría independizada de España. El apoyo explicito del PSOE para entregar el Gobierno de Navarra a los partidos filo etarras y emparentados con el PNV, ya expresa lo que podría maniobrar Pedro Sánchez con tal de ser investido Presidente del Gobierno el próximo 23 de septiembre. Respecto a los independistas de Cataluña se vislumbran posiciones diversas, de un lado ERC ya insinúa su posible apoyo a la investidura de Sánchez porque de manera cierta no imaginan mejor presidente del Gobierno de España para las aspiraciones republicanas e independistas que son el objetivo de ERC. El necio de Torra no puede hacer algo distinto a su sumisa condición de lacayo del fugado Puigdemont y así se pronuncia de un modo o de otro según le dicte su Señor. Lo cierto es que los votos de todos los partidos independistas estarán muy condicionados por la sentencia de los presos juzgados por el Tribunal Supremo, clave de lo que podría ocurrir en este otoño que se adelanta políticamente explosivo. Todo lo anterior es un breve análisis de la situación, y declaro que me siento incapaz de un pronóstico por varias razones. La primera es que no existen parámetros racionales para el análisis , los que hemos valorado durante tantos años ya no existen. En anteriores periodos electorales los profesionales hemos partido para nuestro trabajo de unas bases asentadas en la política española , hubiera resultado sencillo pronosticar en esta disyuntiva la negativa de Felipe González a recibir los apoyos de los grupos y partidos simpatizantes del terrorismo , asimismo de los que pretenden violentar la Constitución y el Estado de Derecho y liquidar la integridad territorial de España. Igualmente hubiera rechazado cualquier alianza con los neo comunistas bolivarianos disfrazados ahora de corderos con tal de entrar en el Gobierno y disponer de poder que es objetivo marxista leninista. Tampoco cabria duda de la reacción de Adolfo Suarez o de Jose Maria Aznar ante esta disyuntiva, ni siquiera aquel necio de la mirada azul que tantos males dejó sembrados en la política española. Pero ahora , en estos cruciales momentos de España el escenario político presenta síntomas alarmantes para el presente y futuro de España como nación y como democracia europea. Los actores que representan a la mayoría del Parlamento no responden individualmente ni en su conjunto a las exigencias de preparación y capacidades de hombres de Estado, si acaso a las picarescas latinas encaminadas a las delicias colmadas de vanidades y beneficios económicos del poder . Como señalan las encuestas por diversas razones, no hay en escena alguien en quien confiar nuestro destino más allá de irracionales brotes ideológicos o intereses personales. El resumen de todo esto indica que se puede dar por acabada la transición política y es hora que comencemos a replantearnos todo. Si finalmente Pedro Sánchez logra ser investido Presidente o se anuncian elecciones para el mes de noviembre, el panorama no sería muy distinto. Lo que sería distinto es la naturaleza de esta democracia con acento hispano. La democracia que habrá de resolver asuntos de extrema gravedad que atentan contra el propio Estado que sostiene tal democracia , contra la Constitución y la Monarquía. Puede que estemos en los comienzos de una post democracia representativa cuyos sustentos están disueltos y confusos en la voluntad de quienes hoy luchan encarnizadamente por el poder. Así comienza esta nueva etapa amigos lectores, entre la incertidumbre y la inquietud.

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