La sociedad española está viviendo situaciones que han trascendido nuestras fronteras y han ocupado titulares en importantes cabeceras de la prensa internacional. La mayoría de nosotros estamos sobrecogidos por fenómenos como la erupción del volcán de La Palma y nos sentimos cercanos al pueblo canario en estos momentos difíciles para ellos. Sin embargo, en este caso, me estoy refiriendo a un conflicto de largo recorrido en la política española. Ya hablábamos en el número 46 de esta publicación, que hay una parte de nuestro país que quiere abandonar el proyecto común de España. Esto ha dado como resultado una deriva independentista y supremacista que va en contra de valores como la solidaridad y la igualdad que defendemos desde la Asociación de Personas con Discapacidad El Saliente. La situación llegó a un punto de inflexión el 27 de octubre de 2017, cuando el Parlamento Catalán declaró de forma unilateral la independencia de Cataluña, que, no obstante, fue suspendida 56 segundos después.

A esto se sumó que el Tribunal Constitucional suspendió, el 31 de octubre de 2017, el texto político que proclamaba la independencia. El 8 de noviembre siguiente lo declaró inconstitucional, afirmando que vulneraba los Artículos 1, 2, 9.1, 23, 81, 92.3, 149.1. 32ª y 168 de la Constitución Española y los Artículos 1, 2.4, 3.2 y 29.1 del Estatuto de Autonomía de Cataluña. Pese a todo esto, gran parte del pueblo español, y, entre ellos, muchos catalanes, se vieron sorprendidos y agraviados por la decisión tan radical y unilateral del Parlamento de Cataluña. Gran parte de la sociedad les hizo responsables del clima de tensión y hostilidad que se había generado en los días previos y que seguiría siendo muy intenso durante meses.

Las personas responsables de la celebración del referéndum ilegal fueron sometidas a la Justicia, inhabilitadas y condenadas a penas de prisión. Posteriormente, como todos sabemos, fueron indultadas por el Consejo de Ministros del Gobierno de España. Esa decisión ha generado ríos de tinta en la prensa nacional y también ha tenido una importante repercusión internacional. A veces es bueno alejarse de los árboles para ver el bosque. Es aconsejable mirar desde una perspectiva lejana para tener una visión más amplia y equilibrada de lo que está sucediendo. En la postura de la prensa internacional destaca la aceptación general de la medida de gracia como una mano tendida para el acercamiento de posiciones encontradas. El periódico británico Financial Times la califica como una "oportunidad" única para la "reconciliación y la convivencia". Por su parte, el francés Le Monde también se muestra favorable a ella y la califica de "valiente" y "necesaria". Al igual que la prensa británica, también hace alusión a la necesidad de "restaurar la convivencia y concordia" entre los españoles. Al otro lado del Atlántico, desde el periódico The New York Times se tildan los indultos como una "importante señal de conciliación en un conflicto que divide al país desde hace mucho tiempo". En Italia, el periódico La Stampa hace alusión a que es "el momento de la concordia" y a que indultar a las personas protagonistas del proceso soberanista catalán lanza "un mensaje de diálogo a los ciudadanos". Sea como sea, un fenómeno como éste ha puesto de manifiesto el lado más radical de algunos sectores y ha calado en la conciencia colectiva de la sociedad catalana. No obstante, las encuestas demuestran que se puede alcanzar un clima de conciliación si se establecen líneas rojas y si ambas posturas plantean sus condiciones de una forma que sea entendida y compartida por el grueso de la población. Hay que tener presente que, según las encuestas, aunque el independentismo ganó posiciones en el periodo inmediatamente anterior a la declaración inconstitucional de independencia, la mayoría de la ciudadanía catalana se siente española. Según algunos medios de comunicación, en el sondeo del CIS catalán de julio de 2020, el 50,5 % de los encuestados se mostraban en contra de la independencia, mientras que el 42 % eran favorables a ella. De esta forma, si no se va a producir un referéndum de autodeterminación porque va contra los principios constitucionales, deberíamos preguntarnos de qué manera sería posible alcanzar la paz social en un contexto como el actual. ¿Cómo podríamos generar un clima de convivencia y paz en un ambiente tan enrarecido? En muchas ocasiones, la mejor forma de predecir el futuro es echando la vista atrás y mirando al pasado. Si lo hacemos así, podemos ver cómo España ha superado otras etapas tanto o más difíciles que la actual. Se salió de una dictadura de 40 años con una transición pacífica, se legalizó el Partido Comunista y se superaron décadas de terrorismo de ETA haciendo concesiones, acercando posturas, dialogando y renunciando a algunas pequeñas victorias por alcanzar un triunfo común mucho más duradero y beneficioso para la mayoría. Si ya lo hemos hecho antes, podemos volver a conseguirlo rescatando esos valores que, en su momento, nos ayudaron a superar obstáculos que parecían insalvables. En las últimas décadas se ha universalizado la Educación Superior consiguiendo las generaciones mejor preparadas de la historia, pero se nos ha olvidado introducir en el sistema educativo de manera transversal la educación en valores. Si lo hubiéramos hecho, probablemente muchos conflictos que está viviendo la sociedad española no existirían.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios