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Agricultores frente a ganaderos

  • Se verá inmerso en la política de los ilustrados de crear una clase acomodada de labradores, pero en contra de los usos colectivos y reparto de tierras

Agricultores frente a ganaderos

Agricultores frente a ganaderos

El Campo de Dalías/El Ejido no fue ajeno al choque de intereses entre agricultores y ganaderos, debido especialmente al avance de las roturaciones de nuevas tierras, pues la función agrícola del mismo se fue potenciando a lo largo del tiempo, con el resultado de un aumento considerable de las tierras de labor, hecho que se aprecia plenamente a mediados del siglo XVIII, cuando ha culminado el proceso de castellanización de este territorio.

En estos momentos es oportuno repetir, para hacer la oportuna comparación, cuando, en las Condiciones para la Población del Reino de Granada tras la expulsión de los moriscos en 1570, se dice “en los lugares que hubiere comodidad y disposición para hacer ejidos y dehesas boyales, para el aprovechamiento del concejo, se dará orden para que se pueda hacer... y donde se hubiere de hacer en los baldíos, que no se hubieren repartido, se ha de poder hacer dentro de dos años, primeros siguientes”. Menos de dos siglos después se detecta una postura favorable a los agricultores y desfavorable a los ganaderos foráneos, recurriendo a argumentos, incluso medioambientales.

En Dalías, en el año 1751, se respondía a la pregunta 24 de las Respuestas Generales del Catastro de Ensenada, “este común no goza de concesión de sisa, ni arbitrio, y que sólo goza la utilidad de los pastos de veinte y tres mil fanegas, que se regulan de tierra inculta o yerma; y que, con el motivo de la comunidad de pastos de este Reino de Granada, concurren a pastar muchos ganados forasteros de otros pueblos, los cuales causan grave prejuicio, así en las sementeras, como en la cría de ganados de vecinos, como también en la conservación, beneficio y aumento de más de cuarenta mil encinas que se hallan situadas en las tierras yermas de la sierra, y en la conservación del monte bajo, que debe servir para el abrigo de los ganados, que se halla aniquilado.

Agua para la agricultura. Agua para la agricultura.

Agua para la agricultura.

Todo lo cual si se acotara y guardara, además de las utilidades que se seguirían al común de los vecinos, se pudieran regular los pastos en dos mil reales cada año, para los gastos precisos de común”. (Archivo Histórico Provincial de Granada, Respuestas Generales del Catastro de Ensenada, villa de Dalías, n.º 1.199).

A mediados del siglo XVIII, cuando ya la agricultura ha experimentado un despliegue espectacular en el Campo/El Ejido, la ganadería de Dalías representa un significativo aporte a la economía local, hecho que, deslumbrados por el fenómeno ciertamente fundamental de la agricultura, a veces no se contempla en toda su dimensión. Sin embargo, el Campo de Dalías/El Ejido se verá inmerso en la política de los ilustrados de crear una clase acomodada de labradores, pero en contra de los usos colectivos y reparto de tierras. Este hecho se refleja en el paso de la superficie cultivada de 1.390 fanegas en 1575 a 5.785 en 1751, con un incremento del 316,19% en menos de dos siglos, gracias a los gigantescos procesos de roturación y apropiación de tierras públicas.

Otros espacios ganaderos en el sureste peninsular y el Archivo Histórico Municipal de Murcia. Conflictos entre agricultores y ganaderos

En la segunda mitad del siglo XV, se lleva a cabo una intensa repoblación agrícola, impulsada y dirigida por el Concejo de la ciudad de Murcia, en la parte del campo de Cartagena bajo su jurisdicción.

Existían disposiciones concejiles tendentes a lograr la concordia entre los agricultores y ganaderos, tales como prohibir la entrada de ganados en las heredades y labrar en las cercanías de los pozos y aljibes utilizados como abrevaderos, pero los choques inevitablemente surgieron.

El día 6 de marzo de 1462, el Concejo manifestó a Pedro de Agüera no intervenir a su favor en los incidentes que surgieran a consecuencia de su actitud de labrar alrededor del pozo de San Pedro. En 1477 un grupo de labradores establecidos en las cercanías de los aljibes de la Higuera y Menado, roturaron tierras circundantes a los mismos, lo que originó una serie de incidentes, entre ellos y los ganaderos, ya que estos aljibes eran abrevaderos; una disposición concejil fechada en 13 de marzo de 1478 prohibía labrar en mil pasos alrededor de los citados aljibes, previo informe de la situación, facilitado por los regidores Juan Vicente y Juan de Cascales y los jurados Juan de Valladolid y Diego Quiles.

Menos de dos siglos después se detecta una postura favorable a los agricultores

Algunos labradores en ocasiones penaban y hacían prendas por cuenta propia a los ganaderos, otras veces labrando salían del límite de sus heredades y afectaban la vereda de ganados, lo que era causa de incidentes y que al Concejo llegaran continuas protestas de ganaderos. El 6 de noviembre de 1484 se prohibía a los dueños de heredades hacer prendas y penar a los ganaderos, sin previa demostración de infracción de las disposiciones existentes y el 10 de noviembre de 1485 "los dichos señores conçejo hordenaron e mandaron que qualquier que labrare en la vereda de los ganados, que demás de perder lo que ally senbrare, e que los ganados se lo puedan paçer, que pague de pena seysçientos maravedís para la obra del açud".

Las quejas de los agricultores eran frecuentes, intensificándose en los meses de septiembre, octubre y noviembre, ya que eran la época de la llegada de los rebaños. El 14 de septiembre de 1479 era prohibida la entrada de ganados en la heredad de Villora de Pedro de Arroniz, bajo pena de cinco maravedís por cabeza. El 15 de noviembre de 1485 un grupo de labradores compareció ante el Concejo y le notificó de los daños que recibían sus heredades de los ganados.

Los incidentes continúan, en 5 de enero de 1490 "los dichos señores Conçejo por quanto se quexan muchos de los herederos de Tabala e Sant Pedro, que muchos ganados cabanyles entran en sus heredamientos que son del vso desta çibdad e les comen sus panes e les pisan sus barbechos, por ende mandaron a los dichos herederos que sy algunos ganados cabanyles entraren en los dichos sus heredamientos que son dehesa de la dicha çibdad, lo vengan a deçir al señor Corregidor, quel les mandará luego penar, asy en la pena que caben por entrar en la dicha dehesa como por comelles los dichos sus panes e pisalles sus barbechos. (Archivo Histórico Municipal de Murcia. Acta Capitular de 1498, folio 126r.).

Los choques se suceden a lo largo del último decenio del siglo con diversa fortuna

Los choques se suceden a lo largo del último decenio del siglo, con diversa fortuna para unos y otros.

Otros espacios ganaderos en la submeseta sur. 1576, enero 15. Huélamo (Cuenca)

Asociación de factores físicos y humanos en la decadencia de la ganadería local. Archivo/Biblioteca del Real Monasterio de El Escorial. Relaciones Topográficas de los Pueblos de España de Felipe II, Ms, J. I. 13, fols. 82r-87v.

Los vecinos de esta villa de Huélamo, [que] tiene agora, son ciento y cuarenta y uno, y tenía pocos años atrás ciento y ochenta y siete vecinos, y la causa de haberse deminuido estos vecinos ya está dicho en el capítulo veinte y seis, que es por haberse perdido los ganados, que todo el trato de esta tierra es ganados finos, y tienen mucha costa por razón que les cuesta muy caras las yerbas y de llevallos a Extremo son muy tiranizados por donde quiera que van de caballeros de sierras, coteros, mesegueros, borras, asaduras y tantos pechos y darles poca sal por la carestía de ella y esterilidades que han tenido; y lo que más sienten es tanto juez de puertos que por estas doce leguas vienen, que ponen tantos achaques que no pueden vivir con tantos trabajos, y tienen por mejor munchos perderlos de una los ganados, que no tenellos con tantos sobresaltos; y esta es la causa porque había setenta mil cabezas de ganado seis y siete años atrás en esta villa sola, y no hay cuatro mil cabezas a el presente; y este es testimonio cierto y verdadero, y todos los demás tratos no los hay en esta sierra sino éste, y así se ha perdido y se ha despoblado y se despuebla cada día.

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