Momento del encuentro entre Nazareno, Verónica y Amargura en la Plaza Circular

El cofrade que se acerque a las calles de Almería esta tarde y noche de Jueves Santo podrá encontrarse magníficas imágenes de distintas escuelas. Así, de las dieciséis imágenes que se podrán contemplar tres pertenecen a imagineros sevillanos, tres son de un valenciano afincado en Almería, una de un malagueño con taller en Granada, dos de un accitano que trabajaba en nuestra ciudad y siete a un artista de la capital de la Alhambra.

El primer paso de esta cofradía está protagonizado en solitario por la imagen de Jesús de las Penas (a largo plazo se quiere completar con dos o tres secundarias). Luis Álvarez Duarte lo talló en 1992, como homenaje a sus padres, para la hermandad de San Pablo de Sevilla, pero desavenencias entre el párroco y la junta de allí hicieron que se quedara en el taller y que en 2001 fuera bendecida en Almería.

Todos los meses de mayo por simple gusto, sin previo encargo, Duarte comienza en su taller el modelado de una Virgen. Y de uno de esos momentos inspiradores surgió la belleza sevillana de Nuestra Señora del Rosario del Mar.

El Cristo de la Buena Muerte es la obra cumbre del valenciano afincado en Almería José María Hervás Benet. Lo talló inspirándose en la imponente obra sevillana de Juan de Mesa y le costó a la cofradía 20.000 pesetas en 1954. Hay que recordar que la Congregación ya rendía culto desde los años 10 del siglo XX a un Crucificado que estaba al culto en el Sagrado Corazón.

Del malagueño, aunque con taller en Granada, Navas Parejo salió el conjunto de la Virgen de las Angustias y el Cristo Yacente, bendecidos en 1942 con la idea de que fuera una procesión de gloria en septiembre. El imaginero no quiso representar una Piedad, sino una Madre que ofrece a Su Hijo en el altar delante de la Cruz. Antes de la guerra la Congregación también rendía culto a una Dolorosa en el Sagrado Corazón, que, por cierto, procesionó en la cofradía de Nazarenos.

También de la gubia del valenciano Hervás Benet salió en 1952 la imagen de la santa mujer Verónica, única que procesiona en Almería. El imaginero buscó aquí darle un sello típicamente levantino.

El actual Nazareno es el segundo en la historia de la hermandad. El primero había salido del mismísimo maestro granadino José de Mora en 1686. Destrozada esta maravilla por las hordas en la guerra civil, el accitano José Martínez Puertas, que trabajaba en la Escuela de Artes de Almería, talló al actual Nazareno y a la Virgen de la Amargura en 1943. Cabe destacar que la actual titular mariana es la tercera que ha procesionado en la historia de la cofradía, después de la de la Congregación de la Buena Muerte veneraba en el Sagrado Corazón y de la que talló el almeriense Francisco Gálvez Ferrer en 1931, que fue la que quemaron en la guerra.

En 1948 se bendecía en la parroquia de San Agustín el imponente misterio del Descendimiento, compuesto por siete imágenes de talla completa (Cristo de la Redención, Nicodemo, José de Arimatea, san Juan, María Magdalena, María la de Santiago y María Santísima de la Piedad), última obra tallada por el artista granadino Eduardo Espinosa Cuadros. Fueron restauradas por Fernando del Toro en 1999 y desde el año siguiente ya procesionaron vestidas. La cofradía del Silencio es la única de Almería que saca a la calle dos imágenes de María Santísima.

La titular es la Virgen del Consuelo, que salió en 1946 de la gubia del maestro sevillano Antonio Castillo Lastrucci. Es una de las obras más originales del genio hispalense, puesto que el primer consiliario de la hermandad, don José Antón, le pidió que se pareciera a la Soledad de Zamora, que está inspirada en la Soledad del Calvario de Granada.