El Almería regresaba al Estadio de los Juegos Mediterráneos para retomar la buena senda de las primeras jornadas, frente a un Lugo difícil como visitante. Los de Emanuel se habían estancado, no habían asimilado bien la semana de tres partidos y deseaban hacer borrón y cuenta nueva. Para ello, el equipo tenía que recuperar sus señas de identidad, presión y eficacia arriba, que había perdido desde la derrota ante el Cádiz.

El míster apostó por un once creativo, con Chema y Vada en posición de tres cuartos, en busca de encontrar huecos en la línea de cinco visitante. La consigna era clara: abrir el campo para que el Lugo no se parapetara en su área. En los primeros minutos se vio a un Almería nervioso, fallón y ciertamente obtuso en las cercanías de la meta de Cantero. La tuvo Corpas a los 15 minutos, en un uno contra uno muy mal definido, pero en esos momentos había más pérdidas en zonas peligrosas rojiblancas que buenas jugadas trenzadas.

Yannis, que no valía para el actual cuerpo técnico y que tuvo que salir el último día del mercado, estaba siendo el mejor del partido. En las contras estaba creando peligro el equipo gallego, liderado por la verticalidad del zurdo. De eso adolecía el Almería, de alguien que cogiera el balón y fuera capaz de desestabilizar al rival. Vada era el único que intentaba algo diferente, pero tenía que situarse lejos de posiciones de peligro para mover al equipo con menos horizontalidad que la que mostraba. 

Chema, en una de las pocas llegadas rojiblancas.

Pasada la media hora llegó la primera ocasión en la que un jugador rojiblanco desbordó. Corpas se marchó perfectamente de Canella, llegó a línea de fondo y le puso un balón de gol a Sekou, que no fue capaz de empujar. El canterano no es el mismo del principio, ha perdido ese instinto que le había llevado a ser el mejor jugador de septiembre. Esa poca claridad en el remate había frenado al Almería desde que se aupó al primer puesto. Al descanso lo estaba notando.

No introdujo cambios a la vuelta de vestuarios Emanuel, aunque el Almería necesitaba algo diferente en su juego. Yannis, que se iba como quería por su banda, fue el primero en intentarlo tras el descanso. Mientras, los rojiblancos seguían sin ideas, colgando balones desde casi el centro del campo que llegaban mansos a las manos de Cantero. Coric entró por Vada al césped, para ver si el croata era capaz de cambiar el mal juego loca. El Lugo, de forma inteligente, perdía tiempo y cortaba el escaso ritmo que había en el partido. Pecaba de iluso el Almería, que había caído en la trampa gallega.

Juan Muñoz, el único distinto

Ante el escaso juego y la falta de mejoría, Emanuel apostó también por Juan Muñoz para que acompañara a Sekou. Algún balón colgado o un buen movimiento del sevillano era de lo poco en que se confiaba para salvar los muebles. Mientras, Yannis seguía con su particular venganza. Se iba una y otra vez de Romera y creaba peligros, aunque sus compañeros no le acompañaban. Muñoz lo intentó con una buena jugada en solitario, pero su disparo fue demasiado centrado. Primer tiro a puerta de la segunda parte a los 26 minutos de la reanudación.

Entró el partido en sus últimos diez minutos tal y como el Lugo quería, con un Almería desquiciado ante las pérdidas de tiempo visitantes y perdido en un juego insulo y horizontal. En el 88, Sekou no cabeceó solo un centro de Coric, que hubiera supuesto el gol de la victoria. El colegiado había señalado fuera de juego, pero el VAR le hubiera dado validez, puesto que estaba en posición legal. Lo dicho, el canterano sigue negado y el Almería estancado.

Sekou recibe de las manos de Ortiz Bernal el trofeo al mejor jugador del mes de septiembre.