Cádiz CF 2-1 UD Almería I La crónica

No hay antivirus que mejore a este enfermo

  • El Almería sigue a pies juntillas el plan trazado por el Cádiz y continúa su lenta, pero inexorable marcha atrás

Bodiger puede con hasta tres rojiblancos.

Bodiger puede con hasta tres rojiblancos.

Con mucho público almeriense en las gradas del Carranza, el Almería trataba de enderezar su dislocado rumbo de las últimas semanas, con el deseo de reengancharse a la pelea por hacerse con uno de los dos puestos de ascenso directo. Para ello, nada mejor que sumar ante el líder y tratar de aprovecharse además, de la derrota el Huesca en casa.

Como tiene por costumbre, Guti le dio una vuelta a su once, condicionado también por las bajas de última hora de Lazo y Villalba. Los rojiblancos sabían que sus posibilidades pasaban por tener bien controlado a un Cádiz que defiende con orden y contraataca con peligro. Son sus únicas armas que, eso sí, las explotan mejor que nadie.

El partido comenzó con mucha tensión por parte de ambos conjuntos, pero con poco juego. Trataba quizás el Almería de tener algo más el balón, justo lo que quería su rival, que se aprovechó de los primeros regalos en la entrega para llegar con peligro al área de Fernando. A los 10 minutos, los rojiblancos le dieron a probar al Cádiz de su propia medicina. Fantástico desmarque de Darwin a la espalda de Fali, potente carrera, balón al segundo palo donde Corpas, tras un rechace, bate a Cifuentes por el palo corto.

Ricardo Molina, preparador de porteros, hizo las labores de Guti, ya que el míster cumplía su segundo partido de sanción

Si bien los primeros diez minutos del Almería habían sido relativamente buenos, fue adelantarse en el marcador y volver a ser el Almería de las últimas jornadas. Le regaló el campo y el balón al Cádiz, que tardó en empatar diez minutos. Fue Maras en propia puerta, con Lozano en posición bastante dudosa, aunque el VAR dio validez. Inexplicable el cambio. Es normal que los locales dieran un paso al frente, pero es que el Almería desapareció por completo, el 0-1 los convirtió en un manojo de nervios y confiar en que la defensa podría asentar al equipo en el césped era una utopía.

Pasada la media hora, las fuerzas volvieron a equipararse. Es difícil soltarte y buscar con claridad la portería contraria, cuando tu defensa es inconsistente. Eso lo sabe el Almería, que llega con muy poca gente al área contraria, depende de la genialidad individual de Darwin. Principalmente por la derecha, Corpas y Balliu se mostraban incapaces de frenar al lateral gaditano Espino, que pone mucha voluntad, pero tampoco es Cafú. Aún así, llegaba una y otra vez poniendo centros peligrosos.

En la última jugada de la primera parte, Costas volvió a meter la pata. Es cierto que Alex estaba en fuera de juego y se aprovechó de ello, pero el exceltiña se durmió con un balón blando que le caía y el gaditano le robó la cartera para plantarse ante Fernando. El línier levantó el banderín para evitar males mayores. La ocasión con la que ambos equipos se fueron al vestuario demuestra la inseguridad del equipo, un último defensor tiene que tener ojos hasta en el cogote y, sobre todo, nunca complicarse la vida.

Vada conduce un balón. Vada conduce un balón.

Vada conduce un balón.

La segunda parte arrancó con un Almería algo más ofensivo, que tuvo dos primeras llegadas en las que a Darwin le faltó maldad para rematar. Pero como en la primera parte, ahora sin gol, las ideas le duraron a los rojiblancos diez minutos. A partir del minuto 55, el balón merodeaba más el área de Fernando que el de Cifuentes. El Almería fallaba pases fáciles, lo que daba vida a los locales. El trivote De la Hoz, Vada, Aguza era incapaz de mantener la posesión.

A los 60 minutos la defensa volvió a hacer de las suyas. Salvi le gana la espalda a Martos con tremenda facilidad, pone el balón al área chica, donde Alex remata de forma rara, pero efectiva. Por muchos mensajes de paciencia, fe y demás excusas fáciles de soltar, el equipo tiene un problema tremendo atrás y no sabe cómo hacerle frente.

Silva perdona el empate

Si cuando lo tenía todo a su favor el Almería estaba siendo incapaz de doblegar a un líder que no juega como tal, ¿qué podía cambiar la cosa cuando todo estaba como quería el Cádiz? Para más inri, en la mejor jugada rojiblanca Silva chutó al larguero cuando tenía toda la portería para él. Es lo que tiene jugar poner a un defensa como extremo. El Almería desquicia y está desquiciado, ni ellos mismos entienden cómo se ha podido caer un equipo de una forma tan alarmante. 

El equipo estaba alicaído, no creía en sus posibilidades. Si pescaba algún muerto, lo mismo empataba si no era Silva el que chutaba. Pero no daba sensación de marcar por mucho balón horizontal que moviera. Era justo lo que quería el Cádiz. Las luces se apagaban en las cercanías del área amarilla.

La entrada del exrojiblanco Álvaro al terreno de juego deja una reflexión bien clara para un Almería que sigue dando la sensación de que se le queda grande tanto el ascenso directo, como la reflexión. ¿Va a ser capaz el conjunto de Guti (o del que venga) de aguantarle el pulso a equipos que se han reforzado para luchar por la Primera División, mientras los rojiblancos se han desecho de las piezas que engranaban a una plantilla que estaba engrasada y jugaba bien?

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