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La Ponfe vuelve a hacerle la puñeta (2-1)

  • El Almería sigue desperdiciando opciones de cara al ascenso directo y pierde su segundo puesto dónde si no, en El Toralín

  • Los cambios desdibujan totalmente al equipo, que empezó a fraguar su derrota en dos contras para sentenciar mal ejecutadas

  • Vídeo resumen

Remate de Valcarce, que pega en el cuerpo de Cuenca.

Remate de Valcarce, que pega en el cuerpo de Cuenca. / LaLiga

En El Toralín el Almería siempre libra grandes batallas, de las que no siempre sale victorioso. Aunque fue el equipo ante el que se ascendió con Emery en el Mediterráneo, en la ida se había 0-1 con mucho sufrimiento con gol de Míchel en el descuento de penalti. Ése es el buen recuerdo, el malo tuvo lugar el año pasado cuando los rojiblancos se quedaron sin opciones de ascenso directo al caer 2-1 ante los bercianos, que también habían ganado en Almería.

No era el mejor escenario para tratar de recuperar el segundo puesto, una vez que el Espanyol había ganado con comodidad al Logroñés 4-0 el sábado, aunque el premio si se lograban los tres puntos era enorme, puesto que el Mallorca no había pasado del empate el Oviedo y los rojiblancos podían situarse a dos puntos del liderato. Una cuenta fácil de hacer mentalmente, pero que iba a resultar difícil de plasmar sobre el papel. Sobre todo por la fortaleza como local del equipo de Bolo.

Sin Sadiq en el once por sanción, Gomes no hizo experimentos tácticos y confió en Villar. Donde sí sorprendió fue con la vuelta de Villalba y Carvalho al once, le gusta la combinación de ambos para que alternen posición en mediapunta y extremo zurdo. El técnico buscaba tener superioridad en la zona de creación y recuperar una movilidad que echó de menos ante el Alcorcón.

No fue así de inicio, al equipo se le vio precipitado, quizás demasiado tenso. En los primeros diez minutos, la Ponferradina botó tres saques de esquina muy peligrosos y Doncel se encontró con el palo en el tercero. Primer susto mientras el Almería se hacía un lío detrás de otro para sacar el balón jugado desde atrás. La adelantada presión local no invitaba a arriesgar tanto cerca del área de Makaridze.

Remate de Doncel al palo. Remate de Doncel al palo.

Remate de Doncel al palo. / LaLiga

A los 17 minutos, en la primera aproximación almeriense, Juan Villar tiró un gran desmarque de ruptura y se encontró con un magnífico balón. Como ante el Alcorcón y con el mismo resultado: gol anulado por un fuera de juego pocos centímetros, éste algo más claro que el del pasado lunes. Lástima porque el onubense lo había hecho muy bien y necesita ver puerta.

Tras ese reparto de oportunidades, con más presencia arriba de los locales, la batalla se trasladó al centro del campo. El partido se trabó, las pizarras se impusieron. Hacía falta un golpe de calidad, alguien que fuera capaz de romper las líneas con algo más que el pase corto y estéril. Ése fue Samú Costa. A los 41 minutos se sacó un obús desde la cercanía del área con su zurda para batir a Caro, que ni vio el balón. No por demérito del portero, sino por el gran chut del portugués. ¿Y por qué no más a menudo chutazos así cuando el rival está tan encerrado? El paradigma del fútbol moderno, que parece que un punterazo puede dañar el balón. 0-1 gracias al chutazo y una segunda parte por delante donde los de Gomes iban a tener más espacios para contraatacar.

De una contra mal ejecutada llega el empate

Tal cual la primera parte, la segunda comenzó con la Ponferradina creando mucho peligro en jugadas ensayadas. Cada saque de esquina era un suplicio de defender. El empate iba a llegar, pero no a balón parado, sino con un esférico perdido por el Almería. Contra rojiblanca, cuatro para dos, horriblemente conducida y peor finalizada, lo que provoca la rápida réplica local. Los de Gomes se habían despistado atrás en la jugada y Yuri, bien defendido hasta el momento, aprovecha el error y no perdona. 1-1 justo como había predicho el técnico rojiblanco que podía ocurrir, cuando los locales daban la impresión de estar dormidos. Ventaja desperdicada inútilmente, sin haber puesto en más peligro a los locales que una intentona de Akieme mal resuelta.

La reacción del Almería fue buena, el equipo empezó a mostrar lo que no había hecho con ventaja en el marcador. Sorprendió con dos buenos balones a la espalda, que ni Villar ni Corpas fueron capaces de remachar. Quedaban 20 minutos y Gomes cambió el frente de ataque entero y desequilibró totalmente al equipo, la Ponferradina se había encerrado y el Almería no sabía cómo meterle mano. Bolo también movió el banquillo porque vio que a la contra que podía hacer el segundo.

Empieza a oler a 2-1...

Y la tuvieron los locales. De una nueva pérdida almeriense, Romera puso un balón a la llegada de Valcarce, que Makaridze puso interceptar con su pie fuera del área grande gracias a que el meta se jugó la expulsión. Se había librado el Almería del segundo, pero la sensación es que eran más peligrosos los locales robando y atacando, que los rojiblancos teniendo la pelota y no acabando las jugadas en las cercanías de Caro. A falta de cuatro minutos, en otra nueva pérdida, Adot avanza a trompicones y vuelve a rozar el segundo.

Y en el descuento cayó el tanto de la derrota. Normal, Gomes había vuelto a caer en la trampa táctica del técnico rival. Como hizo ante Anquela. El equipo se había descompuesto totalmente con los cambios, se rompía una y otra vez cuando atacaba y la Ponferradina tenía a los almerienses donde quería. En una buena internada, Moi conectó una volea en el segundo palo para castigar merecidamente a un Almería que sigue fallando cada vez que tiene que dar el do de pecho. Mucho tener el balón para no saber qué hacer con él. La Ponferradina sigue siendo un quebradero de cabeza para los rojiblancos y quién sabe si ha vuelto a enterrar en El Toralín sus opciones de ascenso directo.

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