Antes o después la buena dinámica del Almería tenía que cortarse. La racha de partidos invictos de Unai Emery se mantiene, José Gomes se ha acercado, pero la preciosa chilena de Abdón Prat ha dado al traste con el buen camino emprendido por los rojiblancos hacía diez jornadas. Tan importante o más que haber superado al de Fuenterrabía es saber encajar el duro golpe recibido el jueves, pues la competición va a ritmo de ferrocarril y tan pronto estás en cuarta posición como puede caer a la décima. O incluso alcanzar el liderato antes de que llegue la Navidad.

Para ello, el equipo no tiene que renunciar a sus señas de identidad por mal resultado que cosechara ante el Mallorca. Después de las buenas rachas pueden provocarse mini crisis. Es humano que un equipo se relaje o le entre miedo cuando recibe un varapalo. Sería un error imperdonable que eso pasara, sobre todo en esta recta final de 2020, puesto que las cosas están muy parejas y al Almería le ha costado mucho llegar hasta ahí arriba tras un mal comienzo.

El vestuario almeriense es joven, pero está bien manejado por José Gomes. El míster hizo una buena lectura del encuentro y tuvo una frase sensata, que hace pensar que el equipo va a saber hacer borrón y cuenta nueva: “A los jugadores y a la directiva le voy a decir lo mismo que estoy diciendo aquí...”, en referencia a la rueda de prensa. Esto es, un partido muy igualado, puramente táctico, se definió por una acción de magia. Si no, Almería y Mallorca hubieran empatado a cero goles, a ocasiones, a estilo de juego.

Mañana ya hay duelo en Alcorcón, donde espera el veterano Anquela. El partido tiene su miga, el técnico es un perro viejo en la categoría y va a querer jugar con la ansiedad rojiblanca, si es que la tiene. Un test psicológico en el que los indálicos se juegan algo más que tres puntos.