Festival de Teatro de El Ejido

Comedia reflexiva para enfrentarse a todas las mujeres de su vida

  • Fele Martínez llevó el peso de una representación, pero estuvo acompañado con gran acierto de las actrices Nuria González, Lola Casamayor, Mónica Regueiro, Lucía Barrado yAna Álvarez

Comedia reflexiva para enfrentarse a todas las mujeres de su vida.

Comedia reflexiva para enfrentarse a todas las mujeres de su vida. / Javier Alonso.

Aunque estaba catalogada como una comedia, la obra Todas las mujeres se puede definir como teatro de reflexión. Un gañán que consigue con sus ocurrencias que los problemas vayan en aumento y la salida sea cada vez más complicada.

Fele Martínez es ese gañán (Nacho), que trabaja como veterinario inseminando vacas, asalariado por su suegro. Un buen día decide robarlas para venderlas y fugarse son su amante (Ona) a Brasil. El plan es fallido y los momentos disparatados no pararon de sucederse. Había que lograr salvarse de la cárcel y a partir de ese momento empezaron a desfiles mujeres importantes en su vida.

El peso de la obra lo llevó de principio a fin Fele Martínez. Esta representación se dividió en cinco partes, que correspondían a la aparición del resto de elenco. Por orden de aparición: Lucía Barrado como Ona (amante); Nuria González encarnó a Marga (exnovia); Lola Casamayor como Amparo, su madre; Mónica Regueiro como Carmen (cuñada); y Ana Álvarez finalizó con el personaje de Andrea (psicóloga).

Nuria González junto a Fele Martínez en 'Todas las mujeres'. Nuria González junto a Fele Martínez en 'Todas las mujeres'.

Nuria González junto a Fele Martínez en 'Todas las mujeres'. / Javier Alonso.

En cada una de las escenas, el protagonista se tenía que enfrentar a sus malos actos, a su conciencia y a la posibilidad de decir la verdad como solución a este problema.

El público conectó con los intérpretes y estuvo en total sintonía de emociones con la representación. Desde el silencio en los momentos de más suspense hasta las carcajadas cuando tocaba.

Hay papeles que se quedan cortos de duración como el de Nuria González, que demuestra una vez más que el teatro es una plataforma que domina a la perfección, pero queda un sabor de querer seguir viéndola en escena.

El resto de actrices también estuvieron a la altura de sus compañeros y se notaba que este trabajo lo estaban disfrutando. Esta comedia del disparate siempre sorprendía con una ocurrencia aún más absurda.

Al principio, se aseguraba que era un teatro de reflexión más que una comedia y es que con esta obra se muestra que los actos, buenos o malos, tienen sus consecuencias y que lo hecho en el pasado siempre pesa. La verdad como valor ante todo, y no intentar salir del problema a toda cosa. Al terminar la representación, muchos de los asistentes se levantaron de sus butacas para dar el sí de satisfacción.

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