La Iglesia Parroquial de Montserrat vivió ayer, Domingo de Resurrección, el último de los instantes especiales de esta Semana Santa atípica que se ha llenado de inesperados momentos de recogimiento y de oraciones en prácticamente todos los templos de la ciudad.

El día anterior, Sábado Santo, se celebró la Vigilia Pascual a las 19:30 horas mientras que ayer la jornada comenzó a las once de la mañana con la Sagrada Eucaristía por el Domingo de Resurrección. Al concluir la Santa Misa, que presidió el párroco de este templo y Director Espiritual de la hermandad, Manuel Pozo, comenzó la exposición a la veneración de los fieles de la talla del Señor de la Vida, la cual se prolongó hasta las dos de la tarde.

A eso de las doce y media del mediodía, la Hermandad de Jesucristo Resucitado recibió la visita institucional del Ayuntamiento de Almería a través de su alcalde, Ramón Fernández-Pacheco, como ha venido haciendo desde el Sábado de Pasión con el resto de hermandades de la ciudad. El Hermano Mayor, Juan Diego Linares, le impuso tanto a él como a los concejales la insignia de la hermandad. Igualmente, el alcalde firmó en los libros de honor de la parroquia y de la hermandad. Del mismo modo acudieron otras hermandades como la de Macarena, la cual hizo entrega de un juego de potencias al Señor de la Vida, el cual quería entregar desde su bendición hace un año.

El alcalde, Ramón Fernández-Pacheco, acudió a visitar a la hermandad.

A las cinco de la tarde se abrieron nuevamente las puertas de Montserrat para continuar con la veneración a esta imagen que recientemente se ha hecho con el XV Premio ‘La Hornacina’. A las 19:30 horas se celebró la Eucaristía vespertina mientras que a las 20:00 horas tuvo lugar la meditación del Vía Lucis para poner el punto y final a estos actos organizados por la última de las hermandades que desfila procesionalmente en la Semana Santa almeriense. Una hermandad, recordemos, que lleva tres años sin poder evangelizar la ciudad ya que en 2019 tampoco pudo hacerlo por la lluvia en su despedida de la antigua talla y paso.

Concluye así una Semana de Pasión distinta con los deseos puestos ya en la del próximo año para que las sagradas imágenes vuelvan a salir a las calles de la ciudad.