San Indalecio, Obispo y Mártir, patrón de Almería, sus arrabales y de nuestra diócesis. Porque en realidad merecen especialísima mención, así las Imágenes de nuestro Santo Patrono, como su Capilla de la Sta. Iglesia Catedral, cuanto por tener motivo para consignar una porción de hechos, fechas y circunstancias con ello relacionado, que han, de ser muy del agrado de algunos de nuestros lectores que los ignoran, el conocerlos, y para los que lo saben, el tenerlos apuntados aquí para recuerdo.

La Imagen de San Indalecio que se veneraba colocada en el camarín del retablo central de su hermosa Capilla de la Catedral, es sin lugar a dudas era una verdadera joya de arte, como tallada por la mano experta de aquel gran genio del siglo dieciocho, el inmortal Salzillo.

Hasta el año 1784 no hubo expuesta al culto en esta Iglesia otra Imagen de San Indalecio, que la que se guarda en la Capilla de San Ildefonso (desaparecida) y era la que se utilizaba en las procesiones, ya por no permitirlo por su volumen y dimensiones la tallada por el Escultor murciano. Cuanto por ser aquella la primera a la que se dio culto en el santo templo Catedral y tenerle los fieles especial devoción.

SAN INDALECIO PATRON DE ALMERÍA AÑO 1928

De las Actas Capitulares consta, que en el Ordinario de 16 de Octubre de 1781, el señor Lectoral, dio cuenta de haberse otorgado el 5 de dicho mes, y ante el Escribano Iñigo Fernández Rubio, la Escritura por medio de la cual el Escultor D. Francisco Salzillo se obligaba a tallar en madera y por el precio de “Nueve Mil Quinientos reales de vellón”, la Imagen de San Indalecio, nuestro Patrono; obra que ejecutó sin levantar mano y a completa satisfacción del Cabildo, pues en el Ordinario del martes 13 de Agosto de l782, el mismo Sr. Capitular hace presente: que por el Escultor D. Francisco Salzillo, vecino de Murcia, que ha ejecutado la Imagen del Señor San Indalecio, nuestro Patrono, se le pedía poder de este Cabildo para que pudiese cancelar la Escritura de obligación que para la ejecución de dicha obra otorgó en esta Ciudad a cinco de Octubre de 1781, ante D. Iñigo Fernández Rubio, mediante a tener evacuadas todas las condiciones de dicha Escritura.

Y en su vista y de estar la referida Imagen colocada en su Capilla y haberse ejecutado por el referido Escultor a la mayor satisfacción de este Cabildo, no contemplándose necesario el referido poder en forma, ni acostumbrándose en semejantes casos, se acordó dar él consentimiento que se necesite para la cancelación de dicha Escritura, mediante a estar evacuadas en todas sus partes, poniéndose testimonio de este acuerdo a continuación de ella, autorizado del presente Secretario, firmado del Sr. Presidente y sellado con el de las Armas de este Cabildo.

Aún cuando se hace constar en el Acta anteriormente transcrita, que la Imagen que talló Salzillo estaba colocada en su Capilla, no se expuso sin embargo al culto, permaneciendo encerrada en la caja en que la trajo de Murcia José Pérez, que fue la persona de confianza encargada para su conducción, porque aún no estaba terminado el Camarín del magnífico retablo, ni los otros dos altares laterales, ni el completo decorado de la Capilla, obras que se concluyeron en Noviembre de 1784, en el Pontificado del Iltmo. Sr. D. Fr. Anselmo Rodríguez. Todas fueron ejecutadas bajo la dirección, del Arquitecto D. Francisco Testa, quien dio los planos, dibujos, diseños y modelos, y hasta talló algunas de las piezas principales, por ser peritísimo en el arte; corriendo a cargo del profesor de escultura de Guadix D. Vicente Navarrete, la parte de albañilería, yeso y dorados según todo consta de diversas Actas Capitulares.

La obra de Salzillo es uno de sus mejores trabajos por su temática y delicada ejecución

En las mismas aparece también, que las obras se hicieron a expensas del inolvidable Prelado Iltmo. Sr. D. Glaudio Sanz y Torres, gran devoto de San Indalecio. Él fue quien impetró y obtuvo de Su Santidad, la concesión de la Indulgencia Plenaria que, según Breve de 3 de Mayo de 1767, pueden lucrar los fieles que, después de haber confesado y comulgado visiten la Sta. Iglesia y Capilla, desde las primeras vísperas hasta la puesta del sol del día en que se celebre la fiesta de San Indalecio, 15 de Mayo.

Las dichas obras no las vio concluidas el venerable Prelado; sus Testamentarios les pusieron término, invirtiendo puntual y religiosamente, el cuantioso legado que para ello les había dejado. De este legado se dio oportunamente cuenta en el Cabildo de 15 de Julio de 1779. El día mismo en que ocurrió la muerte del Santo Obispo, consignándose que "animado S. S. Iltma. del amor y devoción a nuestro Patrono San Indalecio, había dejado dispuesto el suntuoso adorno de su Capilla con la donación de más de setenta mil reales que se hayan destinados a este fin.

El Magnífico Retablo que concluyeron de decorar los testamentarios del Iltmo. Sr. Sanz y Torres, reemplazo al antiguo, que era uno de los de la primitiva Catedral, cuyos restos se aprovecharon según acuerdo Capitular de 25 de Noviembre de 1788 para el Altar que tuvo antes de 1936, Nuestra Señora de la Piedad, que se hizo a expensas de los Prebendados de esta Iglesia. Forman parte de su adorno los cuatro célebres lienzos de Alonso Cano, que legó en su testamento D. Fernando Charrán, Canónigo de Granada y Prebendado que había sido de la de Almería.

SAN INDALECIO PATRONO DE ALMERÍA DE ANTES DEL AÑO 1784

Esta Imagen de la Piedad fue siempre muy venerada, teniéndosele gran devoción. Traída de Berbería por un cautivo, que a viva fuerza la rescató de un turco que la llevaba hincada en una lanza, y entregada al Prelado de esta Diócesis el Iltmo. Sr. D. Antonio Corrionero (por los años de 1558 al 70) se colocó con gran solemnidad en la Capilla que lleva su nombre, en una hornacina con su reja, en medio del Retablo antiguo. En él mandó poner el Prelado estos versos que lo dicen todo: “En una lanza hincada—un turco esta Imagen lleva—y de un cautivo cobrada--de la Piedad ser llamada—supo por muy cierta prueba. —El cautivo aquí llegado—la dio de su voluntad--al muy devoto Prelado—Corrionero, que ha mandado—se llame de la Piedad”.

Como hemos visto, la Imagen de nuestro Santo Patrono fue ejecutada por Salzillo y se hallaba expuesta al culto desde el año 1784, en el magnífico Retablo que se hizo a expensas del inolvidable Prelado D. Claudio Sanz y Torres, lo mismo que el decorado de su hermosa Capilla.

La Imagen de San Indalecio como obra de tan renombrado artista es, por el asunto y por su maravillosa y delicada ejecución, digna de figurar entre las mejores de Salzillo.

El pensamiento de que es fiel y delicada expresión la talla, es la Apoteosis, y el asunto el acto de elevarse al cielo; la glorificación de San Indalecio. Lo que sintió el genio lo supo expresar la experta mano.

Aparece el Santo revestido de capa pluvial, entre dos ángeles que llevan la mitra: y el báculo; con rostro de venerable anciano demacrado por grandes sufrimientos y agobiado por incesantes y penosos trabajos", pero apacible y sosegado, confiado y tranquilo; con los brazos extendidos y los ojos elevados al cielo; en actitud de altísima contemplación, apoyando sus rodillas en nubes de gloria, por entre cuyas ondas asoman sus cabezas los ángeles que gozosos lo elevan. La vista de la hermosa Imagen que empieza por producir sentimientos de admiración al genio del primoroso artista que la tallara, concluye por inspirar amor y devoción, haciendo asomar a los labios la confiada plegaria de intercesión: "Glorioso Obispo y Mártir San Indalecio, Patrono de la Ciudad y Diócesis, de Almería, ruega por nosotros”.

Lo que sintió Salzillo continúa expresándolo su hermosa obra en la Capilla con su nombre

Lo que sintió Salzillo continúa expresándolo su hermosa obra.

Tal es la Imagen de San Indalecio que se venera en la Santa Iglesia Catedral, en la Capilla que lleva su nombre.

Además de las dos Imágenes de que hemos hecho mérito, hay en esta Catedral otras dos de mármol blanco en el primer cuerpo del Tabernáculo del Altar mayor, medios relieves muy primorosos y de gran expresión, uno en el frente al lado del Sagrario y otro a la espalda, formando armonía con las imágenes de los otros siete Varones Apostólicos, también de mármol blanco: y por último, sobre la portada que desde la Iglesia da entrada al Claustro, una gran vidriera muy artística y hermosa, de metros 2,07, en la que aparece de tamaño natural nuestro Santo Patrono. Esta vidriera se hizo en los "Talleres de Vidriería Artística de A. Bolignága y Compañía de León, bajo la dirección del eminente Arquitecto Excmo. Sr. D Juan Bautista Lázaro, director de las obras de restauración de aquella célebre Catedral. De los mismos talleres proceden las nueve vidrieras de los rosetones; las restantes dé la Iglesia se hicieron en Barcelona.

En la Diócesis hay otras varias Imágenes de San Indalecio. En Pechina, la antiquísima que se venera en su histórica Ermita, y en la coronación del retablo del Altar mayor de la Iglesia Parroquial un buen lienzo. En Viator la hermosa talla que donó el Iltmo. Sr. D. Claudio Sanz y Torres. En Velez-Rubio, una muy antigua también, como la de Pechina, y talla de no escaso mérito: Por última, en la Iglesia Parroquial de San Indalecio, de la Rambla de Oria una hermosa Imagen adquirida por el Presbítero D. Pedro Chacón, Coadjutor que fue de aquella Iglesia, cuando era filial de la Parroquia de Oria, y a expensas de D. Alonso Carmona.

La actual Parroquia empezó por una pequeña y modesta Capilla pública, que fundó D. Domingo Ceballos con la cooperación de otros vecinos de la localidad. Así permaneció hasta 1853, en cuya época, viendo que era insuficiente para satisfacer las necesidades los fieles, cuyo número se había aumentado considerablemente, determinó edificar nueva Iglesia, el respetable Párroco de Serón D. Andrés Chacón García, como en efectolo llevó a cabo, ayudando aquellos vecinos. Y derribándose la primitiva Capilla, en el mismo sitio en que estaba emplazada, pero extendiendo su perímetro, se levantó el nuevo templo que en 1860 se erigió en Filial de la Parroquia de Oria, y en 1900 en Iglesia Parroquial de San Indalecio de la Rambla de Oria.

La Capilla de San Indalecio de la S. I. Catedral, prosigamos la narración, es sin lugar a duda una de las más hermosas, agraciadas y esbeltas de esta S. Iglesia, obra toda sillería también, y como la del suntuoso templo debida a los desvelos y a la munificencia de aquel gran Prelado, cuyo nombre ilustre vienen repitiendo con amor y gratitud las generaciones que le sucedieron, y que no se borrará jamás de la memoria de los hijos de Almería, en la serie de los siglos: el gran Obispo Iltmo. Sr. D. Fr. Diego Fernández de Villalán, a quien podemos considerar como el primer Prelado de Almería, después de la restauración de la Sede por los Reyes Católicos.