Almería está considerada la huerta de Europa. De allí salen miles y miles de toneladas de verduras, con los tomates, los pepinos y los calabacines como productos estrella, además de las frutas, para llenar las estanterías de los supermercados del resto de España y de Europa.

Somos un país exportador de frutas y verduras. La Marca España es garantía de máxima calidad. Sin embargo, detrás de esta realidad se esconde otra que puede poner en jaque a todo un sector y lo que es más importante, la imagen de la Marca España. Es un secreto a voces: el problema del reetiquetado. El reetiquetado no es otra cosa que cambiar el nombre del país de origen para vender el producto como español cuando en realidad ha sido cultivado en otros países.

Alberto Chicote recoge la denuncia de agricultores que llevan años luchando contra el reetiquetado de productos hortofrutícolas de terceros países para darles la denominación de origen España. Según los agricultores, a puerta cerrada, en las naves de las empresas, se arrancan etiquetas de productos procedentes de Marruecos para colocar etiquetas de la huerta de Almería sin ningún control rompiendo de cuajo la trazabilidad del producto. Todo por tener más margen económico.

¿Te lo vas a comer? Habla con trabajadores que le aseguran que "con sus propias manos"han cambiado la etiqueta de las cajas de frutas de verduras. En cajas donde ponía Origen Marruecos, ellas mismas han arrancado esa etiqueta y han puesto Origen España.

En el programa se analiza con agricultores y comercializadores el problema sobre el que llevan muchos años quejándose y pidiendo a la Junta de Andalucía que ponga fin a este fraude que está provocando que muchas empresas que llevan años dedicándose al campo se vean abocadas al cierre porque los números no les salen. 

Exactamente el problema no es nuevo y así lo vienen denunciando las organizaciones agrarias desde hace más de una década. Por ejemplo Coag, en los primeros días de 2010 comparecía de la mano de su secretario provincial Andrés Góngora, quien también sale en el programa de Chicote, para anunciar que en diciembre de 2009 detectaron irregularidades en el etiquetado de bolsas precintadas de 500 gramos de judías puestas a la venta no fuera de las fronteras nacionales, sino también en la misma capital almeriense . La etiqueta del producto indicab: “Agroatlas Europa, S.L., Paseo Ponce num. 4, 1º C, El Ejido (...) Judía Elda. Cat I (...). Origen España”. Sin embargo, vista la bolsa de malla al trasluz, la asociación averiguaba otro etiquetado en el que se inscribe que la procedencia del producto es Marruecos y la categoría es segunda, así como en ninguna de las etiquetas se aprecia referencia del código de trazabilidad obligatorio en los productos agrícolas.

La Junta habla ya de 11 empresas a las que se ha abierto expediente sancionador

Si en el reportaje de Chicote se hablaba del inicio de la investigación deseis empresas ubicadas en Almería que supuestamente llevan a la práctica este fraude, hace una semana la Junta de Andalucía señalaba que habían llevado a cabo 400 inspecciones contra el reetiquetado incluso durante los meses del estado de alarma por el coronavirus y pese a reducirse la entrada de productos a causa de las restricciones provocadas por la pandemia. Estos controles se desarrollan en empresas de todo el sector hortofrutícola de Almería y, en particular, en aquellas que importan hortalizas procedentes de Marruecos. Fruto de estas inspecciones, se han sancionado o iniciado procedimiento sancionador contra 11 empresas de la provincia de Almería por haber realizado un cambio ilegal de etiqueta o por otros incumplimientos en la documentación o en las facturas de productos de origen marroquí. Sin embargo, los nombres de estas firmas no han trascendido, algo que clama el sector en su conjunto. Y es que los productos de terceros países no se cultivan bajo las mismas exigencias que los comunitarios y esto puede acarrear un serio problema, así en caso de que salte una alerta sanitaria en un producto que ponga origen España, y luego no lo sea, echando por tierra el trabajo de miles de agricultores que en los últimos años ha protagonizado la 'revolución verde' del campo almeriense, minimizando el uso de fitosanitarios, implantando el control biológico, así como otras prácticas sostenibles.