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Hispatec pide acelerar la digitalización agraria

  • El consejero delegado, José Luis Molina, solicita a las administraciones pasar a los hechos, a través de una visión integrada de toda la cadena alimentaria

José Luis Molina, consejero delegado de Hispatec, segundo por la izquierda, en un evento sobre digitalización en Navarra.

José Luis Molina, consejero delegado de Hispatec, segundo por la izquierda, en un evento sobre digitalización en Navarra.

Hispatec está de moda. Su visión y su objetivo de implantar y extender la digitalización en el sector agroalimentario es una realidad desde hace años. Su consejero delegado, José Luis Molina, desgrana en una entrevista publicada en El Economista los pasos que la empresa ha dado en las últimas dos décadas y cuál es la hoja de ruta para lograr su misión en el futuro más cercano.

La empresa está especializada en el desarrollo de soluciones tecnológicas que ayudan a los productores y empresas agroalimentarias en sus procesos operacionales y, desde hace tres años, se encuentra inmersa en la incorporación del big data y la inteligencia artificial para analizar millones de datos para optimizar la toma de decisiones en el campo.

Molina explica que hace tres años se puso en marcha Hispatec Analitycs para llevar a cabo la actividad en el ámbito de la analítica avanzada, decisional e informacional, y que está específicamente orientada al big data, la analítica avanzada y la inteligencia artificial aplicada a la mejora en la toma de decisiones. Sirve para hacer analítica descriptiva -qué ha pasado-, predictiva, -qué va a pasar- y prescriptiva, -qué debería hacer yo con eso que va a pasar-.

Para ello, se centran en los cultivos de alto valor añadido, -frutas, hortalizas, olivar y viñedo-, y el sector transformador y comercializador. Para Hispatec la clave es la visión integrada. “Ya no hablamos de cadena sino de red agroalimentaria porque a los flujos tradicionales de producto y de dinero añadimos un tercero que es el de datos, que va más rápido y que es el que está permitiendo cambiar las cosas en su esencia y desde abajo. Trabajamos para cooperativas, empresas agrarias y técnicos, y agricultores, que quieren producir de forma más rentable, hacer las cosas mejor, ser más eficientes. Pero trabajamos también para el cliente final, que es el que nos paga a todos, que quiere productos cada día con mayor calidad nutricional, seguridad alimentaria, mayores atributos, porque ya no somos consumidores de productos físicos, sino de relatos, de productos que nos generan experiencias. El tercer cliente, que es pasivo, es el medioambiente, y se retroalimenta con los otros dos, porque el consumidor quiere productos que respeten el medio ambiente, y en el productor lo ecológico es igual a lo económico porque si usa menos energía, abonos, o fitosanitarios está ahorrando dinero”, expone en la entrevista.

La firma almeriense da empleo a más de cien personas y prevé superar los ocho millones de facturación este año

El músculo de esta empresa almeriense se observa con las cifras que maneja: una plantilla de más de un centenar de personas y un volumen de facturación que superará los ocho millones de euros al cierre de 2019, según las previsiones que maneja. “ Invertimos más de un millón al año en I+D+i. Podríamos tener más beneficios, pero tenemos una filosofía de reinversión, porque el mercado tiene una gran necesidad de soluciones sólidas”, apunta.

Acerca del reporte económico que proporciona la digitalización, Molina pone como ejemplo a quienes empiezan a utilizar sensores y mecanismos inteligentes de gestión basado en datos. “En los dos primeros años de funcionamiento empieza a ver que se ha reducido, por ejemplo, un 10% la cantidad de abonos, o un 20% en fungicidas. Pero además han mejorado un 8% la cantidad de producto final y sobre todo las calidades y calibres mejor pagados por el mercado, que a lo mejor antes representaban un 55% de su producción y ahora es un 70%. En términos de ingresos ha mejorado un 17% más y ha reducido sus costes un 8%. Eso en cuenta de resultados es una barbaridad. Tenemos muchísimos proyectos con un retorno de menos de dos años. Son proyectos que se pagan solos”, indica.

Sobre el papel de las administraciones, reconoce que están siendo bastante entusiastas con el discurso de la digitalización, pero insiste en que hay que pasar a los hechos. “Hay que hablar de inversiones y de incentivos concretos. Por poner un ejemplo, para una mejora del regadío, o la construcción de una nave está muy bien que tengan ayudas, las que tengan que ser, pero ¿por qué la digitalización no?”, dice. Y recuerda que hace 20 años fuimos pioneros con el SIGPAC, “algo extraordinario, pero no generamos ninguna industria, ninguna empresa con la ambición de venderlo en 50 países del mundo, que era lo que debería haber ocurrido. No cometamos el mismo error”.

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