AGR

Descubre la Milla de Oro del Tomate Raf de Almería

Antonio Vargas y Juan Miguel López, cuñados y responsables de la marca loVargas. Antonio Vargas y Juan Miguel López, cuñados y responsables de la marca loVargas.

Antonio Vargas y Juan Miguel López, cuñados y responsables de la marca loVargas. / Javier Alonso (Fernán Pérez)

Escrito por

· Pablo Laynez

Redactor

No tiene el glamour de la Quinta Avenida de Nueva York ni destila esa sensación de riqueza de la calle Serrano de Madrid. No lo necesita, la Milla de Oro del Tomate Raf de Níjar no es una zona ostentosa, sino de humildes agricultores que con el sudor de su frente han conseguido producir un fruto que es conocido y demandado en el mundo entero.

Las hectáreas que abarca la distancia entre Fernán Pérez y Los Albaricoques presentan las condiciones ideales para que el tomate Raf adquiera todas las propiedades que demanda el mercado. No es un término científico, sino más bien una acuñación hecha por un productor de calabacín de la zona, que conoce a la perfección el frío invernal y la salinidad del agua de la zona, dos necesidades que tiene este tomate para adoptar esa forma, esa textura y ese sabor tan de Almería, tan del campo de Níjar.

En estas fechas, en las que lo normal sería ir con manga larga y no que el termómetro del coche marcara 27º como el pasado miércoles, el campo nijareño se encuentra ya en plena faena tomatera. Centenares de agricultores plantaron a finales del mes de julio y sus productos ya están llegando a las cooperativas. Muchos kilos, eso sí, no todos de la misma calidad. Y eso se nota en la ensalada. Una de las fincas en las que se produce un tomate Raf duro, con los grados brix óptimos, que marca mucho cuello y que además es auténtico, es la de los cuñados Juan Miguel López y Antonio Vargas. Desde que en 2019 crearan una sociedad, están dedicados en cuerpo y alma al tomate. Primero al verde y posteriormente al Raf, “el que más salida tenía”, apunta Juan Miguel que abunda en el comportamiento de esta variedad: “No produce excesivos kilos, nosotros le sacamos unos 40.000 por hectárea. Pero nosotros no buscamos los kilos, sino la calidad”. Y los tomates de su marca, LOVARGAS, la tienen.

La campaña ha empezado bien para LOVARGAS. A finales de julio comenzaron a plantar y en septiembre comenzaron a llenar cajas para la venta particular o para llevarlas a las cooperativas. “Tenemos un mercado propio, al que le vendemos directamente, y parte de la producción también la llevamos a subasta. Vendemos también a hosteleros de nuestra zona y mi hijo me está proponiendo coger la furgoneta y llevar a distintos puntos hosteleros de la provincia”, dice Juan Miguel, valorando una idea que tiene visos de prosperar.

Caja preparada para la venta, con el detalle del acueducto de Fernán Pérez Caja preparada para la venta, con el detalle del acueducto de Fernán Pérez

Caja preparada para la venta, con el detalle del acueducto de Fernán Pérez / Javier Alonso (Fernán Pérez)

“Nuestro mercado es primordialmente nacional, tenemos un tipo de tomate corto de tamaño que demandan mucho en la costa mediterránea, en zonas como Alicante, Valencia o Barcelona”, asegura. ¿Y por qué un tomate de tanta calidad y tan demandado en España no es para exportación? “El tomate Raf es del día a día, hay que cogerlo en su punto justo de maduración y antes de una semana tiene que comerse, por lo que no se puede enviar muy lejos. Pasa como con el pescado, no se puede guardar: es recogerlo, venderlo y comerlo”. Y degustarlo. Y paladearlo, y saborearlo. Y disfrutar de uno de los mejores productos que tiene la Despensa de Europa.

Algún secreto tiene que tener LOVARGAS para que su producción sea un referente dentro de la Milla de Oro del Raf. “Tres palabras: mucho mimo, amor y cariño”, dice en plan Jesulín de Ubrique, aunque detrás de esas carantoñas al producto también hay un trabajo y un sacrificio bestial: “Nosotros trabajamos siete días a la semana, 24 horas al día. Estamos pendientes en todo momento. En invierno, incluso dormimos en el almacén por si se para alguna de las máquinas, volver a ponerlas en funcionamiento”, indica. Y es que al tomate Raf le gusta el frío y en la zona de Fernán Pérez en invierno las temperaturas bajan por las noches de los 0º, por lo que se hacen necesarias máquinas de calor para evitar que se congelen las plantas y se eche la cosecha de todo un año a perder.

Desde las cinco de la mañana que se pusieron en pie Antonio y Juan Miguel han pasado ya ocho horas. Es la una de la tarde y toca irse a comer antes de afrontar la jornada vespertina. Por supuesto, en el menú del día no va a faltar una buena ensalada de tomate Raf de su finca, que ya está distribuyendo a sus clientes así como a sus cooperativas habituales Casi, Agrupa y Vega Cañada. “Vamos poniendo de forma escalonada el tomate, para no juntarnos con toda la producción a la vez y para tener género durante todo el año. Veremos cómo se da la campaña, de momento los precios son buenos y los virus están respetando”. No hay mejor noticia.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios