Largas colas de devotos para mostrar fervor a la Soledad

El repique de la campana de la vela se sucedió durante toda la jornada de esta cita religiosa

El repique de campanas de la vela.
El repique de campanas de la vela.
José A. García

16 de septiembre 2014 - 01:00

Las inmediaciones de la Iglesia Parroquial de Santiago Apóstol fueron un hervidero de gente durante la jornada de ayer. Desde las 09:00 horas de la mañana, las puertas de este templo permanecieron abiertas para que los fieles, devotos y cofrades de la Virgen de la Soledad pudiesen besar su mano, en el día de la Festividad de Nuestra Señora de los Dolores.

La imagen lució una diadema de oro donada, según cuenta la propia hermandad en su blog, en 1856. Además, también portó un corazón de oro anterior a la Guerra Civil, una orquídea de oro de la ciudad de Almería impuesta en 1998, una medalla de plata donada por las religiosas Clarisas en septiembre del pasado año, un rosario de plata y nácar con reliquia de la sábana de la Virgen de la Asunción de San Agustín regalada con motivo del madrinazgo de su coronación, una cruz pectoral de un cardenal del Siglo XVIII cedida para la ocasión y el mando de salida donado en 1835. La titular mariana de la Hermandad de la Soledad, decana de Almería, lució también una elegante ráfaga plateada.

A las 10:00 horas tuvo lugar el Rezo de Laudes. A las 12:00 fue el Rezo del Ángelus que, tal y como adelantó Diario de Almería, fue anunciado con el repique de la campana de la Torre de la vela. En concreto, fue el propio Hermano Mayor de la corporación, Javier Morcilo, quien agitó la campana que lleva por nombre precisamente "María Santísima de los Dolores" para avisar a todos los almerienses de que la Virgen de la Soledad estaba expuesta en devoto besamanos. Durante toda la jornada siguió sonando la campana, recuperando así una tradición con siglos de historia. A las 19:30 horas comenzó el Santo Rosario en la Iglesia de Santiago y media hora más tarde empezó la Eucaristía con homilía. Predicó Francisco Escámez Mañas, Párroco del templo, Canónico archivero de la Catedral y Consiliario de la hermandad.

Una vez concluida la Santa Misa, se procedió al ejercicio de adoración al Santísimo Sacramento. Finalizó la jornada con el canto de la Salve de la Virgen de la Soledad.

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