Los supermercados del ámbito rural de la provincia han registrado el mayor crecimiento de ventas posterior al confinamiento en nuestro país, según los datos de la cadena de distribución granadina Covirán. En base al análisis del comportamiento de los clientes de los meses de mayo, junio y julio, el grupo cooperativo ha constatado que los supermercados rurales de la provincia son los que mejor resultados han tenido con un crecimiento del 29% en facturación y un 17% en volumen.

Almería encabeza el ranking de provincias con mejores resultados de los Supermercados Covirán de entornos rurales frente a los urbanos, lo que no quiere decir que los resultados en los puntos de venta de los grandes municipios no hayan registrado también una evolución favorable. Según los datos facilitados por la cadena de distribución andaluza, los supermercados de localidades de más de 10.000 habitantes crecen un 19% en valor en relación al mismo periodo del ejercicio anterior y un 4% en el volumen de ventas.

Sin embargo, el ritmo de crecimiento en las grandes urbes se ha contenido más que en el comercio rural, siendo el retrato robot de estos puntos de venta en el interior el siguiente: Pueblos de 3.220 habitantes de promedio, con una distancia media de 110 kilómetros a la costa y con una instalación de 163 metros cuadrados. Un 53% de los supermercados de Covirán se encuentran situados en los entornos rurales siendo líderes en este segmento.

Con 98 puntos de venta repartidos por la geografía almeriense, Covirán ha constatado unas nuevas pautas de comportamiento de los consumidores por el que el ticket medio ha crecido considerablemente (varios euros) respecto al del año anterior, el tráfico o visitas a la tienda cae sensiblemente menos en los entornos rurales que en los urbanos y en los pueblos pequeños se incrementa mucho más la carga de la cesta.

Las provincias con mayores crecimientos en los supermercados rurales frente a los urbanos son Almería, Badajoz, Cádiz, Córdoba, Granada, Jaén, Málaga, Sevilla, Tarragona, Vizcaya, León, Zamora y Zaragoza. El volumen de negocio de los puntos de venta en estos pequeños pueblos crece a mucho mayor ritmo que el de los urbanos, lo que evidencia que durante la pandemia el usuario está optando cada vez más por una vida más rural que urbana o en la costa, tanto en la primavera como las primeras semanas del verano, por causas vinculadas a la propia seguridad sanitaria, el teletrabajo o la menor incidencia del comercio electrónico que en las ciudades. También está siendo determinante el desplazamiento del turismo masivo de playa hacia experiencias más seguras en el interior.

El teletrabajo ha implicado cierto "éxodo urbano voluntario" de las grandes ciudades y localidades a pueblos pequeños con menor coste y más calidad de vida. Y los pueblos pequeños también tienen un menor impacto del e-commerce en alimentación debido a la brecha digital que aún persiste en el interior, lo que generaría que los negocios rurales se estén viendo menos afectados por este trasvase del off al on que sí está siendo más acentuado en las grandes ciudades.