Buscando a Coque | Crítica

No hay manera

Alexandra Jiménez y Hugo Silva buscan a Coque Malla... en Miami.

Alexandra Jiménez y Hugo Silva buscan a Coque Malla... en Miami.

La comedia romántica se mira en los noventa y en el espejo de la autoparodia en esta Buscando a Coque donde el popular cantante y ex de los Ronaldos se presta al juego como objeto de deseo y catarsis en la crisis de una pareja igualmente caricaturizada su desgastada relación de muchos años.

Ellos son, en una elección de casting tan obvia como efectiva, Alexandra Jiménez y Hugo Silva, pareja de largo recorrido y aire de barrio que ha llegado ya a los cuarenta en modo piloto automático y con todas las alarmas encendidas. La confesión de una infidelidad de ella con el cantante, del que el primero es fan desde la adolescencia, dispara el enredo entre situaciones comprensivas hasta el absurdo, un exceso de verborrea, un tempo no del todo bien medido y un viaje exprés a Miami (la película es una co-producción con EEUU) que se convertirá en una inesperada luna de miel de reconciliación, diálogo y despedida.

Bellón y Calvillo prolongan su idilio con la cultura pop (Cariño me he follado a Bunbury, Una noche con Juan Diego Botto) pulsando las teclas elementales del género, volcando en su pareja mochufa todo lo visto y aprendido y forzando situaciones límite que desafíen la paciencia del respetable. Se trata, a la postre, de dilatar y reservar la aparición de Coque Malla que resuelva el entuerto sentimental. Llega entonces, empero, algún que otro gag menos grueso que los anteriores, incluso un redoblado cariño por unos personajes por momentos maltratados en su parodia del macho infantilizado y la hembra sensata. Las (mejores) canciones de Malla han allanado el camino de ida y vuelta entre diners, rascacielos y los tonos pastel de la ciudad y el repliegue romántico se da incluso una nueva oportunidad. Podría haber sido peor.