Trece partidos, cero goles y dos asistencias. Los números de Luka Modric en lo que va de temporada no se corresponden de momento con los de un futbolista que fue elegido como el mejor del mundo hace un mes, pero el croata tendrá una inmejorable posibilidad de exhibir su reinado en el Camp Nou.

En un clásico entre el Barcelona y el Real Madrid que por primera vez en 11 años no tendrá ni a Messi ni a Cristiano en el campo, el centrocampista blanco está llamado a dar un paso adelante tras un inicio de temporada en bajo nivel. Lo necesita su equipo y, sobre todo, su entrenador, un Julen Lopetegui que camina por la cuerda floja en el Real Madrid.

El croata todavía parece estar sintiendo el desgaste que implicó llegar a la final del Mundial de Rusia con Croacia. "El Mundial me dejó agotado por completo", dijo en una reciente entrevista con Sindicato Mundial de Futbolistas. "Me está costando recuperarme del esfuerzo y las emociones de Rusia".

El centrocampista de 33 años, es un jugador que suele rendir mejor en el tramo final de la temporada, pero las urgencias del Madrid no le permiten pensar en el largo plazo. Ser el mejor del mundo, además, implica rendir al máximo nivel cada semana, tal como hacen desde hace años Messi y Cristiano. Y mañana tendrá la posibilidad de cambiar la tendencia en el mejor escenario.