Una torpeza del árbitro y otra del entrenador provocaron la pérdida de dos puntos valiosísimos en el feudo del líder de la categoría. El supuesto error del colegiado no debe ocultar la gravedad del cometido por Gorosito encerrando al equipo atrás los últimos veinte minutos, dando entrada en el campo al octavo jugador defensivo. La mezcla de ambas situaciones originó que el Almería sumara un punto en un partido que ganó desde el minuto 1 al 88.

No nos engañemos, si el Almería empató en Vitoria fue por su miedo atroz a ganar, por la demostrada cobardía de Gorosito, que viéndose con 0-1 en el marcador en el minuto 74 optó por retirar del terreno de juego a Chuli para dar entrada a Lolo Reyes, dando lugar a una zaga de cinco efectivos y tres mediocentros defensivos que facilitó al Alavés la tarea de taponarlos en su área.

Esta nueva gorositada le cuesta dos puntos a los rojiblancos que, sumados a los tres perdidos ante el Lugo por otros fallos garrafales del entrenador, suponen cinco que a estas alturas podrían haber sacado ya al equipo de la zona de descenso.

Ahí estuvo la clave del encuentro, aunque el ruido del postpartido lo centre todo en la decisión de Ruipérez Marín de expulsar a Quique González en el 84' al considerar que estaba perdiendo tiempo cuando se había ordenado su sustitución por Kalu Uche. El árbitro era joven, inexperto y para más inri manchego (el Albacete es rival directo por la permanencia) con lo que todas las sospechas se cernían sobre él y su polémica decisión no hace más que alimentarlas.

La acción tuvo su miga. Gorosito ordenó el cambio de Uche por Quique y así lo reflejó el cuarto árbitro en el cartelón. En ese impás Fatau se tiró al piso alegando molestias musculares, por lo que el banquillo unionista solicitó modificar la sustitución y que en lugar de Quique se marchara el ghanés.

Todo ello, conviene reflejarlo, montando un circo en la zona técnica que invitaba a pensar en una acción premeditada para perder tiempo (a Fatau luego se le vio correr alegremente). Así lo interpretó el juez de la cosa, mostrando como castigo una segunda amarilla a Quique que dejaba al Almería compuesto y sin cambio.

Un árbitro con mayor oficio habría solventado el desaguisado prolongando tantos minutos como se hubierean perdido en el tiempo añadido, pero el imberbe Ruipérez cortó por lo sano cargándose a Quique, quien quedó estupefacto pidiedo respetuosas explicaciones que el árbitro no quiso concederle.

Esos dos instantes relatados, el cambio de Chuli en el 74' con 0-1 en el luminoso y la expulsión de Quique con idéntico resultado en el 84' fagocitaron un partido que tuvo otras cosas interesantes que analizar. Con la vuelta de Dubarbier, Gorosito volvió a apostar por la retaguardia de cinco inscrustando esta vez a Cuéllar en el eje y señalando más si cabe a Fran Vélez, que pasó de ser capitán a ni entrar si quiera en la lista.

El Almería salió intenso y muy bien plantado en el campo. Tanto es así que al minuto de juego ya mandaba en el marcador gracias al primer tanto de Saveljich con la camiseta unionista al rematar de cabeza un rechace del meta Pacheco a disparo de Michel tras un saque de esquina.

Con el aire a favor y ante un golpeado Alavés los visitantes supieron llevar la iniciativa y rondaron el 0-2 en un remate de Quique dentro del área desviado por un defensa.

Todo cambió en la segunda mitad, cuando Bordalás tocó a rebato entre los suyos y Gorosito ordenó un peligroso paso atrás que a la postre iba a costarle dos puntos de oro. El Almería fue cediendo descaradamente el control del juego hasta verse embotellado en su área. Y eso, conviene recordarlo, fue antes de la jamitada del árbitro, caciquil a la par que reglamentaria al ser una interpretación lícita de la norma en los cambios. Así, de torpeza en torpeza, se le va la vida a este Almería por su atroz miedo a ganar.