UD ALMERÍA | EL ACTA DE VIVANCOS

Tarea para Vicente Moreno

  • Una de las cuestiones más preocupantes en el arranque liguero es la gestión del entrenador rojiblanco

  • La cabezonería por sacar el balón jugado desde la zaga ha costado y costará más de un disgusto

El técnico valenciano, en un entrenamiento reciente

El técnico valenciano, en un entrenamiento reciente / UDA (Cádiz)

El mes de agosto ha sido harto complicado para la UDA. El hecho de enfrentarse a dos equipos tan conjuntados desde la pasada campaña como el Rayo y el Cádiz, amén del choque frente el Real Madrid, ha dificultado todavía más la tarea de tener que realizar una pretemporada en plena competición, con el agravante de no tener aún la plantilla cerrada. El botín ha sido escaso, un punto, pero al menos suficiente para no caer en la desesperación mental de verse en la clasificación sin rédito alguno. Como toda pretemporada que se precie se van sacando conclusiones, pero sin apenas tiempo de madurarlas y por supuesto con los puntos en juego. Lo primero que saltó a la vista fue la calidad de Lopy y una sugerencia que desde estas líneas he ido expresando en cada artículo, como la conveniencia de poder contar con Édgar en labores de contención en el centro del campo. Lo que se pudo observar de Édgar haciendo de Busquets en el partido ante Las Palmas de pretemporada real, así lo confirma. Por lo tanto, y como indiqué en la anterior misiva, la llegada de dos centrales se hace necesaria. Con esto no se trata de eclipsar a Kaiky (dará que hablar) y a Chumi, pero la temporada se presenta dura y hay que armarse hasta las cejas. Lo cierto es que en Cádiz Edgar volvió a estar incómodo de central.

No obstante, una de las cuestiones más preocupantes tras las tres primeras jornadas está siendo la gestión desde el propio banquillo rojiblanco. En las dos primeras jornadas fue la inclusión de tanto delantero en el once inicial que a la postre desequilibra a un equipo modesto de Primera. También la cabezonería de sacar el balón jugado desde la zaga, que ha podido costar y costará más de un disgusto. Y en el Nuevo Mirandilla la discutida elección de Moreno en los cambios tras quedar su equipo con diez jugadores. Fue poco entendible la decisión de sacrificar a Arribas en vez de Embarba, que lleva un comienzo de temporada catastrófico. El centrocampista al menos podría haber asegurado algo de posesión ante la inferioridad numérica. Más tarde, el sustituir a Suárez en los últimos minutos, cuando ningún delantero sobraba perdiendo por la mínima, y menos el colombiano, fue cuando menos atrevido. Por todo ello, más allá de conceder a Moreno ese primer tercio de liga a modo de confianza para que pueda armonizar su plantilla y pueda plasmar su sello real, ojalá que el todavía flamante técnico rojiblanco pueda extraer a su futuro plantel, el que será a partir de septiembre, lo máximo a modo de tratar de esconder los defectos de sus jugadores y ensalzar sus virtudes. Es uno de los detalles que premia a los buenos entrenadores.

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