¿Qué marca la diferencia entre los equipos de arriba y los de abajo? El talento. ¿Y de qué es sinónimo el talento? De gol. El Almería disputó un buen encuentro en la mañana de ayer al Sevilla, pero le faltó lo que le sobra a su rival: acierto de cara al gol. Por el número de oportunidades, mereció mejor suerte el conjunto de JIM; pero por calidad el equipo está tan cerca de la quema. Por eso se hacen tan necesarios buenos refuerzos en este mercado invernal si verdaderamente se quiere luchar por la salvación.

Quizás el mejor ejemplo sea Silva. El brasileño, regate a regate, caracoleo a caracoleo, amago a amago, puede con defensas que tienen mucho más recorrido que él en el mundo del fútbol. Sin embargo, una vez que tiene que terminar de ejecutar la jugada, bien con un centro peligroso bien con un disparo a puerta, frustra la ocasión manifiesta. Ayer trabajó, ayudó siempre en las subidas de un desaprovechado Aleix Vidal, encaró pocas veces y siempre se marchó, pero le pierde lo que tanto necesita este equipo: acierto en el área rival.

Eso sí, ahora mismo el Almería necesita de jugadores como él, que tengan ese descaro y ese sacrificio. Édgar ha perdido ese punto de sorpresa de las primeras jornadas y ayer fue silbado por su individualismo. Silva, no mucho más acertado que el canario, recibió más aplausos porque trata de jugar más colectivamente.

Está claro que si tuviera gol, el brasileño estaría en otro equipo mejor, con más aspiraciones que estar siempre luchando por un imposible como es la salvación. Con un poco de eficacia, ayer el resultado hubiera sido muy diferente. Primero porque se fabricó una gran jugada nada más comenzar la segunda parte que finalizó con un disparo muy centrado y segundo porque el error que cometió el Sevilla nada más marcar y que acabó con el balón en sus pies, tiene que acabar en gol. Al Almería esos fallos siempre le penalizan. Por eso fue un 0-2 en el marcador.