Almería-murcia · la crónica

Una parte de alta escuela (3-2)

  • El Almería borda el juego en la primera mitad con unos inspirados Soriano y Aleix Vidal. El Murcia mete el miedo en el cuerpo en la segunda pese a acabar con diez por cinco lesiones.

El Almería ofreció este domingo una buena dosis de lo que es capaz de hacer si se lo propone. Los hombres de Javi Gracia destaparon el tarro de las esencias y mostraron a lo largo de toda la primera mitad que el fútbol preciosista desarrollado durante la pretemporada no ha caído en el olvido ni en saco roto. 

Fueron cuarenta y cinco minutos de fútbol de salón, caviar para ojos acostumbrados a la segunda división, juego eléctrico, con ritmo, velocidad, combinación y definición, el sueño de cualquier entrenador y de los aficionados. 

Los hombres de Gracia mostraron, en definitiva, lo que sus seguidores venían demandándoles desde hacía tiempo en la creencia de que tienen la calidad necesaria para acometer dicha empresa. Y se plasmó ante un rival con tablas que se vio desarbolado desde el minuto uno, cuando un gran pase de Verza -¡quién si no!- a la espalda de la defensa pimentonera lo recibía Aleix Vidal en banda para buscar apurar la línea y ponerla atrás sobre la llegada de Charles y Soriano. 

El brasileño, muy errático en todo el encuentro, falló la primera opción, pero el maño, mostrando sus grandes dotes de oportunista conectaba un derechazo abajo para batir a Javi Jiménez en la primera llegada al área contraria del encuentro. 

El fulgurante inicio rojiblanco hacía presagiar una gran tarde y lo fue durante el transcurso del primer acto mientras muchos seguidores se pellizcaban en su asiento por si lo que veían era un sueño. 

La banda izquierda del cuadro murciano era una autopista (es lo que tiene traer a Tagliaficos en lugar de formar Raúles Garcías) y el Almería supo leer la situación para volcar todo el juego en esa zona con las galopadas de Rafita y Aleix por su costado y las continuas incorporaciones de Charles, Soriano y Casquero al área de remate. 

En una de esas acciones de manual iba a llegar el segundo de la tarde, en una jugada casi calcada al primer tanto. En esta ocasión era Rafita quien daba un pase en profundidad para que Aleix corriera la banda y se sacara de la chistera un taconazo de lujo para asistir a Soriano, el pescador con mejor cebo, que subía el 2-0 al marcador. 

El duelo de rivalidad vecinal amenazaba goleada, pero este Murcia tiene en sus genes el orgullo de Siviero cuando era jugador y no se dio por vencido, si bien durante el primer acto todos sus acercamientos rebotaron en una defensa local que seguía mostrando su gran momento. 

El escenario solo cambió tras el descanso gracias al tempranero gol pimentonero, que desactivó la versión alegre del Almería y lo volvió más espeso. El tanto, obra de Saúl Berjón, fue una copia de los dos anteriores al remachar un pase atrás de Molinero. 

El partido adquiría otra dimensión, pero las lesiones iban a cebarse con el Murcia, lastrando su capacidad de reacción. Hasta cinco jugadores cayeron tocados en las filas visitantes víctimas de una plaga de tirones en la parte posterior del muslo; uno de ellos, Emilio, durante el calentamiento, al que siguieron Dos Santos al descanso, Saúl, Sutil y Catalá. 

El último de ellos enfiló la enfermería a falta de un cuarto de hora, cuando Siviero había agotado los cambios y el marcador era ya de 3-1 mermando así las opciones de remontada. 

Antes Casquero había llevado de nuevo la tranquilidad al marcador. El talaverano venía persiguiendo el gol con sendos disparos al poste ante Mirandés y Numancia y encontró el premio gracias a su capacidad de llegada al área contraria, donde recogió un rechace para ajustar el balón al palo, lejos del alcance del guardameta. 

El Murcia aún contaba con once jugadores sobre el terreno de juego cuando volvió a recortar distancias por medio de Molinero. El lateral diestro se vio en posición de delantero centro tras una acción ofensiva de los suyos y metió el pie para dar caza a un balón suelto en la zona de conflicto y sorprender a Esteban. Restaban veinte minutos y había partido, pero poco después se producía la desgraciada lesión de Catalá, motivo que no privó al Murcia de intentarlo aun con diez efectivos. 

La tentativa suicida y a la desesperada del cuadro comandado por Siviero provocó contragolpes de libro para el Almería que Ulloa, que había ingresado en el campo más bien para perder tiempo (corría el minuto 89) no supo aprovechar. El argentino se empachó de balón en una contra cuando el pase era claro para Soriano y luego disparó al muñeco en una ocasión franca para haber puesto el 4-2. El equipo recupera la segunda plaza y deja buena imagen. Solo falta ajustar equilibrio y regularidad, pero todo se andará...

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