Isabel Preysler y su hija menor, Ana Boyer, ya tienen decididas las joyas que vana a lucir este sábado en la boda de Tamara Falcó e Íñigo Onieva. Unos complementos fundamentales para un momento lucido no sólo en lo familiar sino también en lo mediático. Las fotos del photocall en exclusiva de la ceremonia será analizadas al milímetro.

La madre de Tamara vivió hace medio año la ruptura con Mario Vargas Llosa, su pareja en los últimos ocho años, y esta boda, con exclusiva en ¡Hola!, le va a permitir presentarse en toda plenitud y trazar qué planes tiene por delante para seguir siendo la figura más deseada de los objetivos.

Aunque su consuegra, Carolina Molas, ha vivido el disgusto del robo de las joyas que le presentaron los profesionales de una firma de Valladolid, Preysler lo tiene todo decidido en cuestión de complementos. Los joyeros sufrieron el asalto de un vehículo que parecía ser de la policía y cuyos ocupantes les amenazaron con armas para que entregaran el botín valorado en dos millones de euros. Pese al robo, la familia política de Tamara Falcó contará con esta joyería de Valladolid para las piezas que luzcan en régimen de préstamo.

Preysler y su hijo menor van a contar con la joyería de la que son imagen, la firma barcelonesa Rabat. Las joyas que luzcan pertenecen a esta compañía de lujo para que la que han protagonizado distintos actos.  

De Rabat también serán las joyas que luzca la modelo Eugenia Silvia, una de las invitadas a la boda de Íñigo y Tamara que va a ser el principal acontecimiento de los personajes habituales del corazón. En total habrá 400 invitados a la ceremonia religiosa y fiesta posterior en la finca familiar de los Griñón. La celebración arranca antes este viernes con la fiesta preboda en el hotel Ritz.