Infoagro 2023

Níjar se abre a Europa, el mercado de la agricultura en progreso

  • Esperanza Pérez apunta a solucionar los problemas con el agua para ofrecer garantías de credibilidad al modelo agrícola, para lo que pide un “consenso real”

Esperanza Pérez, alcaldesa del municipio de Níjar.

Esperanza Pérez, alcaldesa del municipio de Níjar.

La llegada de los fondos Next Generation son en opinión de la alcaldesa de Níjar, Esperanza Pérez Felices, la muestra más evidente de la ventana de oportunidad histórica que se abre para el campo almeriense. Entiende como una verdadera apuesta ganadora el llamado proyecto estratégico para la recuperación y transformación económica del agua (PERTE), que tiene previsto movilizar en los próximos años 3.060 millones de euros en inversiones públicas y privadas, y activará la creación de cerca de 3.500 empleos de calidad, abriendo nuevos nichos profesionales en la gestión del agua.

Y es precisamente en este escenario en el que la regidora nijareña cree que solucionar los problemas con el agua es dar garantías de credibilidad al modelo agrícola. Con estos fondos a los que hace referencia se financiarán programas de ayudas para el impulso a la digitalización de los distintos usuarios del agua. El principal objetivo de estas subvenciones es avanzar en la protección del medio ambiente, la mejora de la gestión de los recursos hídricos y la lucha contra el cambio climático y el reto demográfico.

Entre otros programas se destinarán 200 millones de euros a la digitalización en el regadío, con ayudas destinadas a mejorar los sistemas de control de la humedad y conductividad del suelo, aumentar la medición de los aportes de fertilizantes o automatizar los sistemas de riego. De igual modo, recuerda que en este mes de marzo de 2023, desde la Junta de Andalucía se había anunciado un plan de inversiones de 400 millones de euros en obras hidráulicas y todo en su conjunto es, en opinión de la primera edil nijareña “la cimentación de una solución de futuro que debe ser consensuada de tal forma que se entienda como un Pacto de Estado entre todos los actores. Tiene que formalizarse un acuerdo de estándares, de líneas rojas que nunca deben sobrepasarse, entre todos los que intervienen en la planificación y uso de los recursos hídricos. Ya sean concesionarios de servicios públicos o privados que aportan un servicio al público, el agua es tan esencialmente estratégica que debe entenderse exactamente igual que, por ejemplo, los derechos fundamentales o los derechos del niño, que nadie en su sano juicio se atrevería a cuestionarlos”, explica la alcaldesa de Níjar.

Esta venta de oportunidad, como la describe Pérez Felices, se produce en unos momentos en los que Europa mira atónita hacia España y concretamente a Andalucía ya no sólo por la sequía, sino por acciones como el proyecto de ley de Doñana, que pone en riesgo las buenas relaciones con nuestros clientes del norte del continente. En paralelo Níjar intenta armar un consenso real de todos los actores y sectores comprometidos con la gestión del agua para impulsar, desde la cogobernanza, “una solución que convierta una debilidad histórica en la garantía de futuro”.

La regidora del epicentro de la agricultura 2.0, esa que trata de corregir los errores cometidos durante un crecimiento poco ordenado durante los años de mayor bonanza del sector, mantiene “tenemos la oportunidad de usar esa llave que nos ha dado Europa tras la pandemia de la Covid, los Fondos de Recuperación y Resiliencia, para resetear nuestro presente y adaptarlo a las mejores condiciones posibles para afrontar un futuro con nuevas reglas de juego condicionadas por el cambio climático”.

La llegada del AVE, fundamental

En el mapa del agua que la alcaldesa de Níjar dibuja como estrategia de cogobernanza para fortalecer la imagen de la provincia, los motores que obligan a reaccionar son las grandes inversiones puestas en marcha, la llegada del Ave o el Puerto Seco de Níjar como los principales puntos de enganche para ver de cerca la nueva realidad sobre la que construir la etapa emergente 2.0 del campo almeriense. “Es obvio que la Almería agrícola que hoy conocemos no va a tener nada que ver con la que gestionaremos siendo el centro logístico del producto fresco del sur de Europa. La llegada del AVE hace posible la puesta en marcha del Puerto Seco, y ello acerca mercados, hará más competitivo nuestro modelo y permitirá nuevas estrategias de valor añadido. En la imagen que exportamos con cada caja de tomates o calabacines, en cada racimo o producto de cuarta gama, el cliente final y antes que ellos el distribuidor tiene que ver credibilidad, sentir que ese origen nunca le va a fallar, porque si no lo hacemos así hay decenas de aspirantes al otro lado del Mediterráneo, incluso del Atlántico, que darían lo que fuese por ocupar nuestro lugar. Y pongo énfasis en lo de nuestro, porque es algo que ya tenemos y que no podemos permitirnos perder ni poner en duda”, explica.Pero todo surge de una publicación en redes sociales de la alcaldesa de Níjar, para despedir el año del inicio de la recuperación económica tras la pandemia, y que luego fue recogida por diferentes medios de comunicación, fue el inicio de esa apertura al público de un debate silencioso, preocupante y que realmente pocos se atrevían a enfrentar de cara: el agua, cómo garantizar la materia prima del principal sector económico de la provincia de Almería y por ende de Níjar.

¿Cómo garantizar la credibilidad del modelo almeriense en los mercados? La regidora llamó en ese momento “mapa del agua” a la necesidad de dibujar una estrategia que marque los pasos para conseguir un ambicioso objetivo final, que no es otro que aportar certezas al sector productivo para que pueda continuar planificando su futuro en el medio y largo plazo, convertir una debilidad histórica en la nueva garantía de futuro. “Si el agricultor tuviese dudas sobre la viabilidad de los cultivos en el medio y largo plazo no invertiría como lo hace en estos momentos. Sólo en la comarca de Níjar el crecimiento es exponencial pese a que ponemos serias condiciones para el aumento de la superficie, y ello ha llevado a generar un modelo de autorregulación por parte del agricultor en el que se busca más el valor añadido que el volumen, donde la producción ecológica prima sobre los modelos convencionales, y todo porque la idea de origen, el punto de inicio de todo proyecto es que si vamos a invertir un recurso tan medido como el agua, el proyecto tiene que valer realmente la pena”, explica.

Níjar plantea que esas certezas deben nacer de un consenso real y sincero formado por los todos actores, en el que nunca se ponga en duda que en un tema tan esencialmente estratégico como el agua, la paz social va a estar siempre garantizada. “Todas las partes, todas, tienen y tenemos que tener presente que los problemas nunca los vamos a solucionar desde las diferencias, desde la idea de hacer cada vez más fuertes los criterios opuestos, sino partiendo de los mínimos en los que seguro todos van a estar de acuerdo, y desde ahí es de donde hay que construir. Todas las partes, todas, deben tener claro que enrocarse en posturas imposibles no frena el parecer de las mayorías, sino que saca a ese elemento del sistema. Lo que debemos tener muy presente es que toda nuestra creatividad tiene que estar al servicio de este consenso, porque poner en riesgo las garantías o dejar entrever una mínima duda sobre la viabilidad del sector productivo por una mala gestión de las políticas del agua, tira por tierra décadas de trabajo muy duro bajo el plástico, a pleno sol.

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