Un poco por peloteo cortesano y otro mucho por justificar algún capilar azul que lustre el abolengo de la Princesa de Asturias, los investigadores nobiliarios están como posesos rastreando cualquier ramilla del árbol genealógico de doña Letizia. La última aportación asegura que es descendiente del montillano Gonzalo Fernández de Córdoba, el Gran Capitán de los Reyes Católicos. Pues, bueno.

Cualquier ciudadano tiene un árbol genealógico que llega fácilmente a noblezas y lisonjas. El razonamiento es sencillo, en progresión geométrica: tenemos 2 padres, 4 abuelos, 8 bisabuelos, 16 tatarabuelos... A llegar al siglo XV nos encontramos con medio millón de ascendientes directos. Todos, usted y yo, tenemos antepasados nobles, plebeyos y, casi seguro, incluso algún obispo.