Cultura

Los Museos de Terque reciben un buzón histórico para las cartas a los Reyes Magos

  • La pieza que representa a uno de los Reyes Magos, procede de Barcelona y es de los años 60

Imagen del buzón que ha llegado a los Museos de Terque, que data de los años 60.

Imagen del buzón que ha llegado a los Museos de Terque, que data de los años 60.

Este año los Reyes Magos han sido generosos con los Museos de Terque, y les han traído un antiguo buzón donde los niños echaban sus cartas a los Magos de Oriente. Este buzón de cartón piedra, mide 85x70x36 centímetros y representa a uno de los Reyes Magos con un cofre a manera de buzón. Procede de Barcelona, es de la década de los 60, y sirvió posiblemente en algún comercio para que los niños depositaran sus cartas.

Esta joya viene a enriquecer las colecciones del Museo de la Escritura Popular de Terque. Este, se localiza en la Casa de los Yebra y custodia hoy más de 30.000 cartas y documentos materiales relacionados con la escritura de las clases populares de toda España en especial de Almería. Entre sus objetivos está el conservar, investigar, difundir y concienciar sobre la protección de este patrimonio documental.

Desde el 2008, el archivo se ha incorporado a la Red de Archivos e Investigadores de la Escritura Popular a la que pertenecen diferentes archivos y museos españoles que trabajan con los mismos intereses, como el Archivo de Escrituras Cotidianas de la Universidad de Alcalá o el Archivo de la Emigración Gallega, entre otros.

Los Reyes venían por el arenal… como dice el villancico, gustaba ir moviéndolos por el belén, empujando sus camellos, para que llegaran pronto hasta el portal, si el niño Jesús tenía prisa… los niños tenían más, seguían la estrella, soñaban con la mágica noche de Reyes. Los Reyes, quizá por interés, eran las figuras que más gustaban, con sus pajes, sus camellos, sus elegantes trajes, y sus regalos.

Los Reyes Magos son una tradición cristiana que aparece por primera vez en el Nuevo Testamento, en el Evangelio de San Mateo. “Nacido Jesús en Belén de Judea, en tiempo del rey Herodes, unos magos que venían del Oriente se presentaron en Jerusalén, diciendo: ‘¿Dónde está el Rey de los judíos que ha nacido? Pues vimos su estrella en el Oriente y hemos venido a adorarle’. Se les nombra como magos… no como reyes. En la antigüedad se llamaba magos a los estudiosos de las ciencias, a los sabios, especialmente a los astrónomos y astrólogos, que investigaban el curso de los astros.

Sus nombres Melchor, Gaspar y Baltasar, no aparecen en la Biblia, pero así lo recoge la tradición, y por primera vez aparecen escritos en un mosaico bizantino en la iglesia de San Apolinar de Ravena. La Cabalgata de Reyes recrea su camino hasta el portal de Belén, y se celebró por primera vez en España, en 1885, en el pueblo alicantino de Alcoy.

La Noche de Reyes se ponían los zapatos en el balcón, en la ventana, en la chimenea, para que los Magos de Oriente en su periplo de hogar en hogar supieran donde dejar los regalos a cada niño. Otros, más precavidos, exponían sus deseos a través de una carta.

“En el Museo de la Escritura Popular de Terque, guardamos miles de cartas a los Reyes Magos, algunas antiguas y otras procedentes del concurso que desde hace 10 años, organiza el Museo con el patrocinio de la librería Picasso”, explica Alejandro Buendía, director del Museo.

“Por su especificidad las podemos calificar de un subgénero epistolar. La costumbre de la carta a los Reyes la documentamos desde finales del siglo XIX, y podemos situarla en sus orígenes entre las clases más acomodadas. Aunque la mayoría de las cartas, están escritas de mano e inspiración de los propios niños, en algunas, está muy clara la pluma y la intención paterna”, apunta Buendía.

“Las cartas, muchas veces eran guardadas por los propios padres como recuerdo, o terminaban en los buzones de Correos, en buzones especiales instalados por comercios, jugueterías o ayuntamientos, siendo destruidas en su mayoría, como en el caso de Correos. Entre los regalos que se pedían, el lugar predominante lo ocupan los juguetes, los útiles de escuela y las golosinas, aunque tampoco faltaban aquellos regalos, que los padres calificaban de “prácticos”, en especial ropa, y que en la mayoría de los casos producían cierto desconsuelo en los niños.

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