Unas elecciones municipales sacan el político que todos llevamos dentro. Bueno, más bien el gestor. Porque en política hay muchas aristas, y en unos comicios está la labor del político de conseguir votos por un lado. Pero luego está el trabajo en sí del político una vez ha conseguido su sillón, donde tiene que poner en práctica (supuestamente) todo lo que ha prometido a bombo y platillo durante la campaña. Y ahí es donde cualquier ciudadano está convencido de que lo haría mejor que todos y cada uno de los alcaldes y concejales de los ayuntamientos. ¡Qué ciudad más sucia es Almería! Es una cantinela que se escucha desde hace eones. Pues yo veo (más bien oigo y sufro) como cada noche camiones de baldeo y maquinaria pasan por mi calle. Pero claro, luego eso tampoco está bien porque es que además hacen mucho ruido y molestan. O que si el camión de la basura no sé qué o básicamente cualquier crítica poco constructiva porque a lo mejor si ellos lo supieran hacer mejor, son los que deberían haberse presentado. Y a ver cómo solucionaban ellos lo de que, por muchas ordenanzas municipales que haya, la gente siga sin recoger las cacas de los perros.

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