Análisis

Francisco G. Luque Ramírez

Apuestas: una enfermedad

Alrededor del deporte está creciendo, sin que nadie lo remedie, una generación de ludópatas

E L negocio de las apuestas deportivas se multiplicó en España casi 2,5 veces en seis años y pasó de 303,3 millones de euros en el año 2012 a 742 millones en el 2017, un período en el que creció a un ritmo de un 20% anual, aproximadamente, según reflejan los datos del Anuario del Juego en España 2018 que presentaron a finales de octubre la compañía de apuestas Codere y la Universidad Carlos III de Madrid. Este mundillo, que entra en los barrios más perjudicados por la crisis y con las estrategias de marketing más agresivas, se está convirtiendo en la nueva heroína de los jóvenes y no parece preocuparle a nadie. Que un deportista de élite promocione una marca de tabaco o un buen whisky está muy mal visto, por aquello de que "es perjudicial para la salud" y que "no es un buen ejemplo para los niños". Sin embargo, la ética de lo sano parece quedarse guardada en un cajón cuando vemos a futbolistas de primer nivel como ganchos para que uno se deje el sueldo jugando al póker online o apostando en partidos de la liga argentina, por decir alguna de las muchas que hay. Parece que a la gente se le olvida que la ludopatía es un trastorno reconocido por la Organización Mundial de la Salud (OMS), con unas consecuencias que son alarmantes, tanto para la persona que la padece (aunque todos lo suelen negar) como para su entorno familiar y laboral. Mal humor, falta de descanso, aislamiento social, absentismo laboral, disminución del rendimiento, deudas, hurtos entre familia o compañeros de trabajo e incluso despidos son algunos de los problemas que puede acarrear meterse en esta lacra de las apuestas deportivas que no hay que olvidar que, en muchos países, como en España sin ir más lejos, han propiciado situaciones ilegales por amaños de partidos, estando involucrados incluso jugadores profesionales. Dejemos de dar vida a esas casas de apuestas que están haciendo que los más jóvenes vean ya el deporte como una forma fácil de hacer caja dependiendo del azar, lo cuál es un gran riesgo.

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