Análisis

PABLO MARTínez- salanova peralta

Cambio de armario

Un día estás quejándote del bochornazo y una semana después estás en tu casa con los pies como témpanos de hielo. Almería es lo que tiene, que con la cantinela de que aquí no hace frío, pues no se acondicionan las casas y al final acabas haciéndote pis cada cinco minutos, pensándote muy seriamente si abandonar la habitación que has conseguido caldear para ir al baño bajo riesgo de muerte por congelación. Y no seré yo el que se queje, porque tardo poco en tirar de calcetines gustosos, mantas y sábanas de franela y de la cama me tienen que sacar con espátula. Pero es que el cambio de armario me ha pillado en bragas. Porque si hay algo que odie yo es hacer el maldito cambio de armario. Recuerdo de aquel gran programa que fue Mujeres ricas que ya podían tener millones, mansiones, negocios o coches caros, que yo lo que realmente envidié fue la asistenta que le hacía el cambio de armario a Mar Segura.

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