Recuerdo un partido, no el rival, en el que el Barcelona alineó como pareja de centrales titulares a dos chavales del filial, Marc Bartra y Andreu Fontàs. Lo echaban por la tele, sería, supongo, algún amistoso, y, casualmente, lo estaba viendo. Se decía de ellos que iban a ser la pareja de centrales del futuro en un Barça que entonces presumía de canteranos en su once.

El segundo, con problemas de lesiones, fue cedido y acabó asentándose en el Celta. El segundo acabaría saliendo de la primera plantilla rumbo a Dortmund y en la última media temporada ha brillado en su vuelta a la Liga con el Betis.

Algo tendrá Bartra cuando siendo suplente en el Barcelona, por detrás de Mascherano o Mathieu, porque Piqué sí que era inamovible, era convocado por la selección española. Sus actuaciones en el último medio año le han hecho también merecedor de un hueco en La Roja en el recién acabado Mundial de Rusia, aunque finalmente Lopetegui le dejó fuera de la cita mundialista. Al menos, el central se ahorró el bochorno global.

El Barcelona sigue gastando y malgastando dinero en reforzar su plantilla mientras deja marchar a jugadores de la casa que podrían ser más que útiles en su equipo. Fichó a Mathieu, 30 años, por 20 kilos. Lo único bueno que le recuerdo fue un gol al Madrid. Ya fuera del club. Fichó a Vermaelen, un año lesionado. Y ahí sigue, saliendo de una para meterse en otra.

En el pasado mercado de invierno parecía haber encontrado a otro central de futuro, el colombiano Yerry Mina. Tres goles en el Mundial, por cierto. Pero se ve que al Barcelona tampoco le vale Mina para ser suplente de Piqué y Umtiti y prefiere darle puerta para gastarse casi 40 millones en Lenglet. Y yo sigo pensando: ¿Para gastarse casi 100 millones (sumen a Mathieu, Vermaelen, Mina y Lenglet) en centrales que no van a dejar de ser suplentes no es mejor que desde un primer momento hubieran apostado por Bartra?