Para usted, ¿qué es cultura? Probablemente no coincida conmigo, ni con su pareja, ni con sus hijos si les preguntara ahora mismo y reflexionaran sobre una respuesta tan ambigua. Porque a la hora de distinguir entre los distintos tipos de expresión artística, cada persona tiene un criterio propio.

Dentro de esta diferenciación, encontramos a los que dignamente califican como tal solamente a la alta cultura. Métase aquí la obra que se expone en los grandes museos, la música clásica, la buena literatura o la danza. Todo lo demás se convierte en basura o pseudocultura para ellos.

Esta lucha, que parece tan evidente, también existe como habrá notado en los contenidos que se consumen a diario. Entre todos los que hacemos estas páginas, aunque hay excepciones, se establece una diferenciación invisible entre los que hacen textos que son 'noticiables' y los que hacen puro 'entretenimiento'. Existe, de este modo, una especie de top ten de moralidad periodística instaurada en todos los ámbitos informativos y que se desarrolla a la par que lo hacen las nuevas tecnologías.

Con ellas se ha instaurado la prisa, la falta de rigor, la lucha por el clic y los compartidos y el estar los primeros según los postulados aleatorios de un algoritmo matemático de un buscador digital.

También con ellas, se ha desarrollado la doble moral que nos empuja a decir en la oficina que nosotros no vemos Gran Hermano, ni Sálvame, que no sabemos quién es esa tal Rocío Osorno ni cuanto ha pagado por generar tanto interés. Esa doble moral que nos hace retroceder para hacer pensar a nuestros colegas que todos los días antes de dormirnos leemos a Kafka y a Nietzsche y que visualizamos cada tarde los documentales de La 2 sin que el cansancio nos venza.

Pero en esta era en la que todo se mide la baja cultura le puede a La Gioconda como los portales de corazón le pueden a los de política. También a los mares azules de Jacques Cousteau durante la sobremesa.

En esta época en la que todo lo que hacemos deja rastro, es inútil ocultar nuestras debilidades. Dejaban los titulares en la mañana del viernes que GH Vip 7 protagoniza una subida de cuatro puntos con respecto a su anterior estreno, copando una cuota de pantalla del 28,6%. Queda por encima de su gran rival en el prime time de los jueves, Masterchef Celebrity, que anota un 19,4%.

Nadie dice que de esos espectadores no hubiera unos cuantos leyendo en los descansos publicitarios La Metamorfosis. Pero ambas cosas, aunque no lo vean, son dignas de ser reseñadas.

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