La obra de este pintor muestra registros varios, en los cuales están contenidos modos de continuidad de un estilo clásico, paisajes costumbristas de la tierra andaluza, y piezas donde el autor muestra la profundidad pictórica que atesora.

Dionisio Godoy, 1932, es un pintor de larga y prolífica trayectoria plástica, que por su labor artística y participación en movimientos estéticos, constituye un elemento inseparable de la historia de la Pintura almeriense. Su trabajo denota precisión en el trazo, desarrollo pausado en la conclusión del cuadro, y uso equilibrado de colores vivos, donde el blanco, azul, ocre y verdes, predominan.

En sus composiciones preciosistas, de paisajes y escenas costumbristas, prima la idealización de una realidad pensada, ofrecida al observador tal y como quiere apreciarla, sin considerar su profunda factura heredera de principios del siglo veinte. Son trabajos elaborados por el autor de acuerdo a su independencia creativa, porque sí, como producto de un gozo estético compartido, que quiere salvar modos y formas ya olvidados por el pulso creativo que recorre la plástica actual.

Es rotundo en la representación de los paisajes del Sur, destacando la fuerza de los blancos encalados, la solidez de las construcciones, presentadas en campos que ocultan su aridez gracias a la espesura del color. Es la mancha blanca definida en construcciones la que predomina, encontrando un nexo de unión con los indalianos en su admiración por los espacios descarnados, reino de la austeridad, donde la geometría de las edificaciones, sencillas y sólidas, triunfan en su albor. Describe en sus distintas acuarelas la topografía del sudeste peninsular, narrando la superación en el entorno duro, y escaso en agua, de sus habitantes, ofreciendo, como un encuentro mágico, el rincón henchido de verdor de sus huertos y humedales. Lo hace el pintor mediante el transcurrir visual de un ritmo tranquilo, que fluctúa en una ondulación armónica según lo interpreta la mirada. Salva la forma el estilo, y el fondo plasmado sobre su técnica.

Hay otras obras donde Dionisio Godoy muestra su dominio de una concepción actual de la figuración pictórica. En algunas piezas juega con la repetición en el movimiento, en un entorno de tonos grávidos, vibrantes de fuerza densa, contenida en la mancha acotada, proponiendo un mundo misterioso, escondido, cuan acertijo impreso, dispuesto a ser interpretado por el espectador. Son elaboraciones de gran calidad, reflejo de la maestría del pintor.

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