Análisis

César Vargas

Enero negro

Hay un aspecto que genera una pequeña marejada en la UDA y es el mercado invernal

La Unión Deportiva Almería ha llegado a las vacaciones de Navidad con los deberes cumplidos. No solamente en lo numérico -solo la impecable temporada de dos colosos como Mallorca y Espanyol de Barcelona ha evitado que los rojiblancos estén más arriba en la tabla clasificatoria-, sino también en cuanto a sensaciones. Los andaluces han ido de menos a más transformando las dudas de las primeras jornadas del curso en certezas absolutas. El aficionado almeriense no solo confía en su equipo, sino que tiene claro que, esta vez, hay materia prima para soñar con el ascenso a Primera División.

Con un plantel amplio y de nivel, llama la atención la gestión que está realizando el técnico portugués José Gomes, llevando las rotaciones al extremo para evitar que haya jugadores desconectados, algo que, sobre todo, dará sus frutos cuando la competición liguera empiece a expirar. Será ahí cuando el cansancio de los futbolistas titulares y el hastío de los jugadores menos habituales hagan mella en otros vestuarios. Eso, a priori, no debería ocurrir en Almería.

Sin embargo, no todo es despreocupación y algarabía. Hay un aspecto que genera una pequeña marejada en este mar en calma que es la UD Almería, y es el mercado invernal que se abre en unos pocos días. Hace justo un año, por estas fechas, la situación rojiblanca era similar a la actual, con el equipo asomándose al ascenso directo y con futbolistas jóvenes que empezaban a despuntar. Sin alcanzar, ni mucho menos, las garantías que parece ofrecer el plantel de esta presente campaña, sí que aquel Almería era un conjunto a tener en cuenta para las dos primeras plazas de la clasificación. Pero llegó enero y, con él, la escabechina.

En un arrebato consumista, el jeque Turki Al Sheikh llevó a cabo hasta quince movimientos que rompieron el vestuario de la UDA y alteraron el equilibrio del equipo almeriense. No solo eso, sino que la mayoría de estos fichajes hipotecaban al club unionista en caso de dar el salto de categoría, con un sinfín de compras obligatorias ligadas a futbolistas que no dieron el nivel. Esperemos que el máximo mandatario de la entidad haya aprendido la lección y deje las cosas estar. Porque, si algo funciona, mejor tocarlo lo menos posible. Y, si se hace, que al menos sea para mejorarlo.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios