Se marcha un compañero y amigo o, por mejor decir, un amigo por encima del compañerismo. Y yo lo siento en el alma por nuestros lectores, pero me alegro de corazón por él. Han sido 18 largos años compartiendo fatigas y celebraciones, noches de cierre entre confidencias y no pocos tardeos de cervezas para sobrellevar las maratonianas jornadas. Coincidimos en 2003 en el periódico al que ahora retorna y nuestros caminos confluyeron en 2007 hacia aquí, hasta hoy. El destino laboral premia ahora lo que tantos años atrás mereció por capacidad y cualificación profesional. En Fran Luque se conjugan cualidades de los buenos periodistas como la intuición, la observación y la agilidad mental para plasmar en papel historias que con la presión de un cierre sobre el cogote a muchos podrían atenazar. Siento una tristeza enorme por perder a un escudero de tronío, pero también una alegría desbordante por saber que pronto se convertirá en un primer espada con el reconocimiento que merece, ese que tantas veces injustamente se le negó. Gracias por todo, amigo.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios