Los latinajos son como las modas, que van y vienen. Siempre están ahí. Hace unas semanas se puso de moda el habeas corpus: antimascarillas intentaron dicha fórmula mágica para evitar ser detenidos por no llevar mascarilla. Yo cambio la segunda palabra por Corpas para pedirle a la policía de balcón de la UDA que tenga paciencia con el extremo rojiblanco. Desde luego no ha sido una gran temporada para él, fue mejor su debut en la anterior, pero eso no quiere decir que no tenga potencial o no valga para quedarse en plantilla.

Renovado en junio, a mitad de verano empezaron a llegar cantos de sirena de que podría marcharse al Huesca y más de uno se frotó las manos. Vio en esa posible operación algo más rentable que el traspaso de Rioja al Alavés en 2019. Ambos debutaron con mérito y parecía que Corpas se escapaba como su compañero. Pero la oportunidad de jugar en Primera sólo la aprovechó Zape y Zipi se quedó en Almería.

Pese a su bajada de rendimiento, la competencia de Appiah no ha sido suficiente para apartar a Corpas de la dinámica en cuanto a alineaciones dispuestas por los diferentes entrenadores que han pasado esta campaña por Almería. Con sus defectos, con su falta de acierto en el último pase o de cara a gol, las virtudes del atacante andaluz han seguido prevaleciendo. Una de ellas, su entrega, basada en un físico a prueba de bombas que le hace correr de arriba abajo los 90 minutos sin necesidad de buscarle recambio.

De hecho, en el primer partido de preparación esta semana en Marbella, ante el Betis, ¿saben quién fue el único titular de los que disputaron al Girona la opción de ascenso a Primera? ¿Se acuerdan de ese jugador que si las circunstancias lo requerían podía jugar de extremo o atrasar su posición al lateral derecho? Yo sí. Habeas Corpas.

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