Análisis

FRANCISCO G. LUQUE RAMÍREZ

'Pistolas'

Adiós a un superviviente nato de corazón noble que fue apadrinado por el solidario fútbol de barrio

Siempre que me veía entrar al campo Constantino Cortés, aquellos domingos a primera hora de la mañana, me daba los buenos días con su inconfundible voz rasgada, a lo Joaquín Sabina. Mientras yo apuntaba las alineaciones y buscaba un sitio tranquilo, a la sombra, para comentar en las ondas de SER Almería el partido que se iba a disputar, él ya tenía todos los balones y las garrafas de agua listas para el encuentro. Ese era, entre muchos otros, uno de los cargos del entrañable Pistolas, el de jefe de la logística previa a los envites de uno de los históricos clubes del fútbol canterano almeriense, Los Molinos CF. Aunque su aspecto exageradamente desaliñado podía mostrar todo lo contrario, el correcaminos de las bandas del terreno de juego molinero siempre se preocupaba y se esforzaba para que todo estuviese en orden. Puede que como recogepelotas a veces no fuese de lo más efectivo, sobre todo cuando no convenía al equipo blanco que el balón estuviese rodando, pero el Pistolas siempre estaba para todo. Para un roto y un descosido. En el seno de la familia futbolística de Los Molinos, del balompié modesto, encontró un buen lugar donde refugiarse de las desalmadas burlas y también de sus errores pasados, tanto de los propios como seguramente de los que heredaría. Allí vería crecer sobre el albero, y años después sobre el césped artificial, a una gran cantidad de críos que soñaban con hacerse un nombre en el difícil mundillo del esférico. Fue testigo directo del duro camino que muchos tuvieron que recorrer para alcanzar sus sueños, como los numerosos que vería escapar en su juventud el propio Pistolas, fiel compañero del humo y la litrona. Pero ahí estaba siempre, afrontando el día a día de una vida dura, contra viento y marea, animando sin cesar a las jóvenes promesas de Los Molinos, a sus niños, a los que crecieron bajo su grito de guerra durante años en el vestuario y que el pasado domingo se pusieron el luto por su muerte. Se marcha un icono inigualable, un superviviente nato de corazón noble que fue apadrinado por el solidario fútbol de barrio que ya se está perdiendo. DEP.

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