Prohibido discrepar

En el fútbol actual se castiga más discrepar de la labor arbitral que una entrada dura

Nos encontramos en unos tiempos, futbolísticamente hablando, en los que todo es sancionable, incluso lo que ocurre fuera del terreno de juego. Una época en la que en España parece estar prohibido discrepar lo más mínimo de un colectivo arbitral cada día más intocable. Una época en la que el futbolista, entrenador o dirigente si no quiere exponerse a una sanción no puede protestar ni una milésima por la labor del colegiado de turno. Estos de lo contrario ya saben a lo que se enfrentan, como si estuvieran cometiendo un delito. Mucho se ha hablado una y otra vez de los castigos impuestos a jugadores y entrenadores por quejarse de la labor arbitral en declaraciones ante los medios de comunicación. Una situación por la que ya han pasado futbolistas como el Cucho Hernández o técnicos como Álvaro Cervera, entre otros muchos y los que quedan. Aunque recientemente hemos asistido a un nuevo capítulo que va más allá en esta eterna serie a la que no se le ve el final. Un capítulo vivido en esta ocasión en el fútbol femenino, donde por cierto no hay VAR, con la azulgrana Mapi León y la red social del pajarito como protagonistas por si no hubiera suficiente todavía. Durante la presente semana la defensa maña ha recibido una sanción de cuatro partidos, con la consiguiente multa económica, por un tuit puesto tras ser expulsada frente al Real Madrid semanas atrás. Una sanción que muestra la actitud inflexible del Comité de Competición, que una vez más genera un debate largo y tendido al que no se le avista fin a corto plazo. Una sanción que cuesta comprender en unos tiempos democráticos como en los que nos encontramos, donde la libertad de expresión está más que reconocida. Un fútbol en el que se castiga más discrepar de la labor arbitral que la entrada más dura. Solo falta sancionar por respirar.

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