No hay día sin rebrotes. Es abrir los ojos y, después de leer los titulares de la prensa, sentir ganas de cerrarlos de nuevo por ese impulso infantil y enternecedor de negar la evidencia de que te han encontrado jugando al escondite: "¡no estoy aquí, no estoy aquí!" - gritaba tapándose la cara un niño de mi pandilla cuando dábamos con él.

No podemos jugar al escondite con este virus porque nos tiene localizados, juega con nosotros, con ventaja, haciéndonos creer que lo hemos vencido; pero no. Tras una rendición aparente, estratégica, vuelve, rebrota, al reclamo de los funerales multitudinarios y de los más numerosos y más multitudinarios botellones.

El tema "botellón" hace tiempo que está pidiendo a gritos un debate social serio, profundo y, como dicen los políticos con pocos recursos dialécticos, "transversal". Porque, ¿vale la justificación de que es más barato emborracharse comprando el ron, la ginebra o el güisqui en una de las tiendas donde se le venden bebidas alcohólicas a los adolescentes sin DNI? ¿No importa que los sanitarios de guardia tengan que asistir cada fin de semana a críos en coma etílico? ¿Seguimos ocultando que son escenarios de trapicheos de drogas? Y ahora, en plena pandemia, ¿vamos a minimizar el peligro de contagios en cadena por el hecho de que son jóvenes?

Los políticos que habilitan botellódromos son irresponsables e hipócritas. Ocultan su interés por captar el voto de la juventud.

Rebrotes y rebotes:

Rebote, el de Tezanos, cuya encuesta sobre las pasadas elecciones en Galicia y Euskadi no ha dado demasiado en el clavo.

Rebote, el del Presidente, que va a Bruselas a por el "taco" de euros que necesitamos para la reconstrucción, y le ponen unos deberes muy complicados, inasumibles para él que quiere poder seguir incrementando a su capricho el gasto público y abrasar con impuestos a la clase media.

Rebote - otro - el del Presidente, que ante la imposibilidad de cantar victoria el pasado domingo tras las elecciones, se quedó en casa con cara de mal humor y mandó a su fiel José Luis Ábalos para que ante la prensa, nos regalara otra genial declaración:

- "Nos ha ido mal. Pero a Casado le ha ido peor"

Una salida sublime por el desfiladero de la luna.

Rebote - otro más - el del Presidente, que debe estar llamando a gritos a Iván para que le explique qué soluciones tiene para paralizar la tendencia al alza del PP en la reciente encuesta de intención de voto.

Rebote, del Vicepresidente, porque se anda diciendo que los psiquiatras ven síntomas inequívocos de paranoia en su reacción ante las críticas de los periodistas a los que define como cañones mediáticos de la extrema derecha, por informar del secuestro durante cinco meses de la tarjeta SIM del teléfono de su asesora. No le gusta el hedor de su propia cloaca.

Rebrotes y rebotes en este día de la Virgen del Carmen. Calor asfixiante - y encima la mascarilla - mientras el mundo gira.

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