La UDA ha arrancado el segundo proyecto del ministro saudí como Dios manda. Repasó el abc del fútbol y abrió su libro de estilo por la primera de estas letras, la que anuncia los apellidos de Akieme y Aketxe. La autoría de los dos primeros goles del curso representa toda una declaración de intenciones. La primera obligación de todo entrenador es definir la forma de juego. Elegir entre toro o torero. Los de Gomes tienen mucho de lo segundo. Pero su presión para recuperar el cuero les acerca a los primeros en la suerte de varas. Pero lo último no siempre es lo definitivo. La prensa deportiva acostumbra a ceder a la tentación de extrapolar en función del último resultado y levanta héroes con la misma facilidad que los derriba. Los juicios absolutos y definitivos duran poco, el tiempo entre dos partidos y resultados adversos en una categoría tan cambiante y cargada de ilógica. El fútbol es inspiración y transpiración: acierto y error: poder y saber, pero sobre todo, es un viaje desde el placer al deber. La relación inicial con este deporte tiene que ver con la idea de divertirse y pasarlo bien. Pero con el paso del tiempo, el reto es ganar y hacerlo de la mejor forma y muchas veces. La Segunda es dura y larga, aún más con la pandemia, y hay tiempo para todo. Lo hay para la alegría y entusiasmo, y para la tristeza y las dudas. Es exagerado asegurar que éste es un equipo más fuerte que el anterior. El técnico lo siente así, pero le faltan argumentos. Conoce a los suyos y cree en ellos a pies juntillas, como es su obligación, pero desconoce el nivel del resto. Y la categoría está cargada de históricos esta temporada. Hasta 16 han militado en Primera. Es decir: Ponferradina, Mirandés, Fuenlabrada, Lugo, Alcorcón y Cartagena son los únicos que no lo han hecho. Mucho pasado y presente.

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