Cada vez es más habitual pasar de un extremo a otro. El mundo del balompié, por supuesto, no es una excepción. Hoy estás en la cima y al día siguiente en lo más bajo. Para muchos no hay término medio en esta vida. Los grises parecen no existir, solo blanco o negro. Cuando las cosas van bien el equipo o el jugador de turno es el mejor del mundo y cuando van mal es el peor. No son pocas las ocasiones en las que un jugador ha tenido que soportar severas críticas de parte de su afición para días más tarde no parar de recibir elogios. Por parte de esos mismos que tanto criticaban, por si había duda alguna. Una situación por la que han pasado en estas últimas semanas dos futbolistas de la categoría de plata. Si un par de semanas atrás cuando el Málaga caía contra el Leganés algunos aficionados boquerones querían desterrar a Juande del conjunto malacitano, una semana después se vistió de héroe. El central paso de anotar un gol en propia puerta, marcar en la portería contraria y cometer un penalti ante los pepineros a seis días más tarde anotar un doblete. Una actuación que permitía a los suyos rescatar un punto ante el Lugo. Una situación similar a la vivida por José Corpas en tierras almerienses. No fueron pocos los comentarios negativos, incluso despectivos, que recibió el bañusco la temporada pasada por su rendimiento. Una situación que el jienense está revirtiendo en el presente curso desde que firmara un triplete ante el Fuenlabrada un mes atrás. Desde entonces el extremo rojiblanco ha firmado siete tantos y tres asistencias esta campaña. Unos números que han dado a los almerienses más de una decena de puntos. Y mientras tanto el de Baños de la Encina no para de disfrutar del mejor momento de su carrera. O lo que es lo mismo, una muestra de cómo pasar del infierno al cielo.

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